Francisco Fernández Mascaró, de peón de taller a triunfar como empresario: «En este mundo, un camión parado es un problema grave»

FERROL CIUDAD

Francisco Fernández Mascaró, ante un camión de carga lateral.
Francisco Fernández Mascaró, ante un camión de carga lateral. I. VALERIO

Regenta en el polígono de Vilar do Colo, entre Fene y Cabanas, un taller de venta y reparación de vehículos y maquinaria de limpieza

16 feb 2024 . Actualizado a las 17:14 h.

«Todo el mundo tira la basura en el contenedor y desconoce todo lo que mueve ese sector». Así responde Francisco Fernández Mascaró a la pregunta que le formulamos sobre cómo nació Automoción Vilar do Colo, la empresa que dirige en el polígono que comparten Fene y Cabanas.

Este cabanés de 37 años comenzó trabajando como peón de taller para una multinacional del sector de la limpieza y recogida de residuos urbanos después de hacer un ciclo medio de automoción. Le ha tocado enfrentarse a retos como el mantenimiento de flotas de la empresa para la que trabajó hasta el 2019 y en la que fue adquiriendo cada vez más responsabilidad, hasta el punto de que en países como Baréin, Jordania o México desarrolló servicios de recogida de residuos en varias ciudades.

En el 2019 se desligó de la compañía para la que trabajó desde los 20 años y montó su propio taller para reparar maquinaria de limpieza de ayuntamientos de toda España y Portugal. A su taller en Vilar do Colo llegan camiones de recogida de basura de carga trasera y lateral, camiones lavacontenedores, baldeadoras, barredoras y muchos otros vehículos con funciones específicas y de gran complejidad mecánica. Además de reparar este tipo de vehículos, también los vende y alquila a empresas concesionarias y ayuntamientos de España y Portugal.

Ahora prepara una nueva nave en Vilar do Colo en donde, en una parcela de más de 10.000 metros cuadrados, tiene ya parte de su flota de camiones. Reconoce que asumió el riesgo de apostar por un nicho de mercado en el que no había nadie especializado y acertó, aunque se quita méritos e insiste en que sin su equipo, formado por once personas, nada de lo que ha conseguido sería posible. Y añade: «Siempre creí en el proyecto, y tenemos claro que podemos fallar, pero también que no nos rendimos y respondemos para ser capaces de reparar los problemas de nuestros clientes a cualquier hora y cualquier día. En este mundo, un camión parado es un grave problema. Conocemos el sector y ofrecemos honestidad y servicio».

Él es uno más a la hora de darlo todo para resolver una avería en el menor tiempo posible, incluso a veces dando indicaciones por teléfono. De ahí su éxito y crecimiento en solo cinco años.