Pena de 18 meses de cárcel para dos jefes de la nave que explotó en Catabois y murió un obrero

FERROL CIUDAD

El fallo destaca que «faltaron las más elementales normas de precaución» en las instalaciones
28 ene 2024 . Actualizado a las 04:29 h.El Juzgado de lo Penal 2 de Ferrol acaba de publicar la sentencia del accidente industrial que arrasó por completo las instalaciones de la empresa Sitagreen y causó la muerte de un trabajador, además de lesiones graves a otros. Hubo daños en el barrio de Catabois, donde el siniestro aún se recuerda con terror, a pesar de que tuvo lugar el 11 de febrero del 2013. El juez Jorge Hernández García considera que los dos mandos intermedios encausados (un físico y un ingeniero) son autores de un delito contra la seguridad de los trabajadores y de otro de lesiones por imprudencia grave. Por cada uno de estos dos delitos les imponen nueve meses de prisión: 18 para cada uno. Sin embargo, les absuelve de homicidio por imprudencia grave, cargo que pedía la acusación ejercida por la familia del obrero fallecido, y que también acusaba a dos miembros del consejo de administración de la firma (estos dos directivos fueron absueltos de todos los cargos). En las penas se aplicaron rebajas por las dilaciones del proceso.
El fallo establece una serie de indemnizaciones: al obrero herido le compensan con 60.152,72 euros; para el resto de daños causados a negocios y vecinos de la zona se estipulan 5.325,16 euros para una aseguradora y 19.017, 28 a otra (ambas adelantaron estas cantidades a sus clientes); a la firma Servisa le conceden 300 euros y al propietario de un coche que estaba aparcado cerca y que sufrió daños, le abonan los 350 euros de la franquicia. El accidente se produjo cuando la empresa Sitagreen ensayaba el modo de instalación de un sector de ozonólisis, para la fabricación de una planta piloto de biorresinas destinadas al recubrimiento interior de las latas de conservas. Los dos condenados son dos mandos intermedios, que figuraban como director científico y coordinador de proyectos. Sobre su labor la sentencia es clara: «Faltaron a las más elementales normas de precaución».
Pudieron parar y no lo hicieron
Es más, argumenta que los acusados decidieron «iniciar el experimento industrial aprovechando la puesta en marcha de los equipos de ozono», a pesar de que los instaladores se habían marchado. «Tenían capacidad para interrumpir el proceso, para evitar el riesgo hacia el herido. Pudieron no comenzar el experimento cuando los signos de peligro eran más que evidentes y pudieron interrumpirlo en cualquier momento de los días posteriores, antes de llegar al punto de no retorno —describe la sentencia—. Podían implementar medidas de seguridad, pero decidieron no hacerlo, porque no querían esperar». El juez desestima la responsabilidad civil de la aseguradora de la empresa, precisamente por las prácticas realizadas.
Un siniestro del que se cumplen once años y que se juzgó en julio del 2022
El 11 de febrero se cumplirán once años de uno de los accidentes industriales más graves en la ciudad: un hombre murió y otro quedó malherido tras un desajuste de temperatura, que derivó en una explosión y propulsó la cubierta de la nave por los aires. El proceso judicial también fue complicado por el entramado empresarial y la naturaleza de las actividades que se realizaban en esta nave. El juicio comenzó el 3 de julio del 2022 y se alargó durante semanas en las que los testigos y antiguos trabajadores fueron contando que había varias empresas y que los trabajadores pasaban de una a otra. De hecho, la sentencia del Juzgado de lo Penal 2 consta de más de un centenar de páginas a lo largo de las que se van analizando las responsabilidades y los perjuicios causados por una onda expansiva que dejó a un trabajador totalmente calcinado y al otro con quemaduras en las manos y las piernas. Familiares de los afectados asistieron a un juicio con muchas suspensiones.
María Estévez Souto, abogada del herido: «Vamos a recurrir, el resultado para el trabajador herido es agridulce»
En juicio María Estévez, la abogada del trabajador herido (afectado con secuelas que se analizan en detalle en la sentencia) dejó constancia de que el siniestro pudo ser mucho más grave, a tenor de todas las imprudencias que se cometieron. Ella recuerda que se hizo cargo del caso un mes antes de la primera vista, porque una querida compañera, la letrada Aranzazu Navarrete Rey, estaba enferma. De hecho, falleció a finales del pasado verano sin ver la sentencia. «Era una gran laboralista y dejó el trabajo hecho», precisa María Estévez que anuncia que seguirá peleando por los derechos de su defendido. «Vamos a recurrir, es un resultado agridulce para el trabajador herido: hubo muchas dilaciones y los demandados pusieron todas las trabas posibles», anuncia.