Una camarera acepta un bízum de un cliente en Ferrol para pagar el alquiler de un piso y la imputan por blanquear dinero en Madrid

FERROL CIUDAD

El hombre acudía a diario a desayunar a su local vestido con un buzo de un astillero, tras la transferencia no volvió a verlo; la mujer ha sido absuelta
08 oct 2023 . Actualizado a las 10:20 h.Un juzgado de lo Penal de Móstoles, en Madrid, acaba de emitir una sentencia que absuelve a una camarera de Ferrol de blanqueo de capitales. Ella prestó su cuenta bancaria a un cliente habitual y terminó implicada, como encausada, en una estafa bancaria a un hombre de Madrid. Su abogado logró la absolución alegando que simplemente aceptó un bízum, sin sospechar que el dinero procedía de un robo con suplantación y sustracción de claves bancarias.
Todo comenzó cuando la mujer entabló amistad con un cliente al que atendía a diario y algunas veces se encontraba por la calle. Un día el chico, que le inspiró una confianza especial porque acudía con uniforme de trabajo al bar, le confesó que tenía problemas para abrir una cuenta bancaria en España y eso le imposibilitaba el pago del alquiler. Finalmente, la camarera accedió a que este cliente le ingresase 2.999 euros a través de la aplicación bizum para que pudiese pagar la renta. En cuanto recibió el dinero ya no volvió a ver al amigo que le pidió el favor y el banco le bloqueó las cuentas. También se enteró de que la policía la investigaba por la estafa a un cliente de banca en Madrid y por blanqueo de capitales.
El caso lo instruyó un juzgado de Fuenlabrada a partir de la denuncia de un robo de las claves de un usuario de banca electrónica, que también declaró como testigo en esta causa asegurando que al operar con la aplicación bancaria «metió su DNI y contraseña y le saltó un pantallazo que no le dejaba ni salir, ni entrar; apagó y encendió y pudo ver cómo le quitaban de su saldo la cantidad 2.999 euros». La misma que transfirieron a la mujer de Ferrol. El banco se los reintegró, pero denunció el caso y la policía siguió la pista del dinero hasta llegar a la camarera.
Otra empleada de la misma cafetería corroboró en el juicio que esta chica prestó su cuenta a un joven que pensaron que era trabajador de Navantia, ya que acudía sobre las 8.30 de la mañana a desayunar con el buzo del astillero. La sentencia recoge que «era una persona joven, le llamaban Khalid, era brasileño. Un día manifestó que tenía problemas de papeles y que no iba poder cobrar ni pagar la casa». Así que accedió a hacerle el favor y terminó implicada en la estafa, aunque finalmente fue absuelta.
Aunque en un principio la policía la investigó por estafa y blanqueo, finalmente la camarera de Ferrol tuvo que enfrentarse a una acusación de blanqueo de capitales por imprudencia. El abogado que la representó es Alejandro Seoane y consiguió demostrar que la mujer no tenía intención ni de desviar dinero ajeno, ni de esconderlo y mucho menos de estafarlo. El tribunal reconoce que fue confiada: «No tenía por qué entender o presumir la existencia de un origen ilícito en la transferencia».
Alejandro Seoane, el abogado de la camarera: «El blanqueo por imprudencia es un delito difícil de probar»
Alejandro Seoane, el abogado que llevó la defensa de la camarera, recuerda que existen dos tipos de delito relacionados con el blanqueo: el doloso, en el que el autor es consciente del origen delictivo del dinero al que se intenta dar apariencia de legalidad y el blanqueo imprudente, el que le imputaron finalmente a su defendida.
«El blanqueo por imprudencia es un delito difícil de defender y probar, porque hay que hacer verle al juez que el acusado no tenía ninguna sospecha del origen delictivo de la transferencia y para ello hay que probar muchas cosas, desde circunstancias personales a sociales», precisa el letrado de Ferrol.
En este caso pesaron los argumentos de que se trataba de una persona que la acusada veía a diario, con la que tenía confianza. Por eso cree que los «jueces no pueden pedir la misma diligencia a esta chica que a otra persona con conocimientos bancarios o judiciales y podrían haber sospechado de que era un delito».