Tomás Maroño, peluquero y superviviente de cáncer: «Cortamos 50 coletas solidarias al año y vienen incluso niñas pequeñas a donar»

BEATRIZ ANTÓN FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

Maroño muesta las últimas coletas solidarias que cortó en su salón, donadas por una mujer y un hombre
Maroño muesta las últimas coletas solidarias que cortó en su salón, donadas por una mujer y un hombre JOSE PARDO

El estilista, que sufrió un linfoma de Hodgkin hace veinte años, ofrece cortes de pelo a solo 5 euros para la confección de pelucas para pacientes oncológicos

13 sep 2023 . Actualizado a las 18:41 h.

El peluquero ferrolano Tomás Maroño pasó por uno de los momentos más difíciles de su vida hace dos décadas, cuando un linfoma de Hodgkin lo dejó fuera de juego durante más de un año. «La quimio fue muy dura, se me cayó todo el pelo, perdí mucho peso y el cambio de milenio lo pasé ingresado en el hospital», rememora en un descanso entre corte y corte en el salón que lleva su nombre y abre sus puertas en la calle de la Iglesia de Ferrol.

Cuenta Tomás que aquello le hizo mirar con otros ojos a los enfermos oncológicos. Ya recuperado, decidió colaborar con la Asociación Española contra el Cáncer, pero todavía quería hacer más. Y entonces, hace unos ocho años, una clienta le habló de un proyecto que le venía como anillo al dedo. «Me dijo que cuando viera a su hija  iba a flipar y no la iba a reconocer, porque se había cortado la melena y había donado todo el pelo a una asociación que fabricaba pelucas para enfermos de cáncer», rememora. Fue así como el estilista se enteró de la existencia de Mechones solidarios, una iniciativa que nació en una peluquería de Málaga y actualmente cuenta con más de dos mil salones colaboradores repartidos por toda España. ¿Su razón de ser? Fabricar pelucas de pelo natural para donarlas de forma gratuita o a muy bajo coste a pacientes sin recursos.

«Hay que tener en cuenta que una peluca de pelo natural de buena calidad puede rondar los 1.000 euros y no todo el mundo se lo puede permitir, así que me pareció una muy buena manera de ayudar», explica Tomás, quien en su dilatada trayectoria nunca había visto nada parecido. «En la primera peluquería en la que trabajé vendían el pelo al peso, pero en todas las demás no se aprovechaba para nada. Todos los mechones iban directos al cubo de la basura», recuerda.

Distintivo de Mechones Solidarios en la entrada de la peluquería de Maroño
Distintivo de Mechones Solidarios en la entrada de la peluquería de Maroño JOSE PARDO

Tomás asegura que desde que se adhirió a la red de Mechones Solidarios, la respuesta de la clientela siempre fue muy buena. «Cortamos unas 50 coletas solidarias al año, que no está nada mal, y viene gente de todas las edades a donar, incluso niñas muy pequeñas. Recuerdo especialmente a una que tendría unos ocho años y llegó a la peluquería dispuesta a donar su pelo. Venía con su madre, pero fue ella la que se lo pidió tras ver una noticia sobre los cortes solidarios en la tele. Tenía una melena rizada que le llegaba hasta la cintura y cuando llegó el momento de meterle la tijera se emocionó... Y yo también», relata Tomás.

Al principio, Mechones Solidarias estableció una tarifa de 5 euros por cada corte solidario, pero, cuando el covid puso contra las cuerdas al sector, decidió eliminar ese requisito. «Desde entonces, cada peluquería puede cobrar lo que quiera, pero yo he mantenido la tarifa de los 5 euros para la gente que quiere donar, porque considero que es una iniciativa altruista y es mi forma de colaborar», señala Maroño.

Esa tarifa solo cubre el corte de pelo —si el cliente se hace algo más (mechas, teñir o lavado) lo tiene que pagar aparte—, pero aún así supone un incentivo importante, ya que el tijeretazo sale mucho más barato de lo normal (14 euros, casi el triple, en el caso de la peluquería de Maroño).

Tomás explica que el ritual siempre comienza metiéndole el tajo a la melena, que debe estar recogida en una coleta muy tirante (aunque luego se puede dar forma al corte al gusto del cliente) y tiene que medir 30 centímetros como mínimo, sin importar si luce mechas, tinte o permanente. Y cuando reúne unas 20 coletas, las empaqueta cuidadosamente y las envía a la sede de Mechones Solidarios en Málaga para la confección de las pelucas. «A mí cuando me empezó a caer el pelo por la quimio no me afectó demasiado, me lo rapé al cero y punto. Pero hay muchas pacientes, sobre todo mujeres, a las que les afecta mucho verse sin pelo. Por eso es tan importante que todas puedan tener acceso a una peluca de pelo natural y de buena calidad. Aumenta su autoestima y les da mucha fuerza», concluye el estilista.

Un proyecto en el que colaboran otra decena de salones en la comarca

Además del salón de Tomás Maroño, en la comarca hay otras diez peluquerías que colaboran con el proyecto de Mechones Solidarios, mientras que en toda la provincia de A Coruña son más de sesenta (la lista completa se puede consultar en la web mechonessolidarios.com). Aunque acudir a uno de estos salones es la fórmula más habitual de donación, los interesados también pueden enviar sus coletas recién cortadas por correo postal a la entidad. Y no importa si el pelo esté estropeado, porque, según apuntan desde Mechones Solidarios, antes de su confección se trata, se hidrata y, si hace falta, también se cortan las puntas (aunque en este caso el largo mínimo se amplía a 35 centímetros en lugar de 30).