En un mes de playa y aire acondicionado, muchos plantan cara a temperaturas de récord para afrontar su labor
09 ago 2023 . Actualizado a las 15:28 h.La comarca de Ferrolterra resiste la tercera ola de calor del verano: se trata de uno de los pocos puntos de Galicia en los que la Agencia Estatal de Meteorología no ha declarado ninguna alarma por las altas temperaturas que sí acosan al resto de la comunidad de y España. Con todo, el paso de este fenómeno climático está dejando una estela de temperaturas récord en la ciudad de Ferrol y también en los municipios de su entorno. En otras palabras, hace calor. Y mucho.
Si bien durante la mañana las principales calles del centro urbano permanecen escudadas del sol, de forma que el ocio y comercio de la zona no se resienten, en otras áreas de la ciudad son muchos los que desarrollan su jornada laboral bajo un sol que no da tregua. Este martes fue un día especialmente complicado, cuando al mediodía se rozaban los 32 grados de máxima.
María José López, cartera, recorre cada mañana a pie y con su carrito un trozo de Ferrol: el suyo es un oficio de calle. «Andamos escapados por la sombra. Yo si puedo salir ya a las nueve de la mañana, no espero a las nueve y media», indica.
Aunque en días como el de ayer trabaja con desparpajo y ánimo, no deja de mencionar que en estos momentos ella y otros compañeros hacen un recorrido de reparto más largo de lo que es habitual durante el resto del año: «En agosto no hay mucho correo, pero ahora mismo estamos pocos, yo tengo que hacer lo que me toca y otro tramo que no es mío; otro compañero hace lo suyo y otro barrio, y así toca repartimos entre todos los que somos».
«Yo soy de mar y de sol»
Hay también quien ni resiste ni se evade del sol. En el puerto, varias personas hacían al mediodía cola soportando el calor para comprarle un tique a Atilano Casteleiro. Es el patrón del Teide Dos, una embarcación de pasaje que hace trayectos marítimos hasta la villa de Mugardos.
Los pasajeros —turistas la mayor parte de ellos— bajan a la embarcación y se resguardan a la sombra; pero incluso cuando no queda nadie a quien atender, Atilano se queda en el sitio, apoyado contra la barandilla del muelle hasta la hora de zarpar de nuevo. Aunque el astro rey impone su justicia, él es muy claro: «Yo soy de mar y de sol» dice riendo. «Me quedo aquí, al sol, porque quiero», remacha.
Las obras
En el área de Ferrol el verano está siendo época de obras viarias y urbanísticas. Unas tareas que se complican con las altas temperaturas.
Pero en la ciudad naval hay trabajadores de la construcción, como Guillermo Santos y Carlos Rubiño, que en las horas más cálidas del día continúan desarrollando su labor profesional. «Se lleva como se puede», bromea Carlos.
Tanto él como su compañero coinciden en que el clima de la zona resulta particularmente pesado. Aclaran el motivo: «Es peor por la humedad, estuvimos en Canarias trabajando hace poco, a casi cuarenta grados, y no se notaba tanto como aquí», admite Guillermo. Eso sí, a renglón seguido añade: «Peor es estar en Ourense».
Cada uno, como puede, va lidiando con unas temperaturas que si bien son envidiables en otros puntos de España, en Ferrolterra también dejan su caliente huella.