Ferrol, hace 250 años: de la Ilustración a Napoleón, «con violencia en todos los rincones»
FERROL CIUDAD
El historiador Alfredo Martín incide en las tensiones de la ciudad del XVIII
18 jul 2023 . Actualizado a las 23:34 h.Tantas emociones trajo el siglo XVIII que la empolvada Francia estalló en la revolución de todas las revoluciones. Y Ferrol nació como la ciudad más joven y moderna de toda Europa. El historiador ferrolano Alfredo Martín conoce como pocos el devenir de la ría durante el Antiguo Régimen. Profesor de Historia Moderna en la Universidad de León e hijo del añoradísimo artista Alfredo Martín, dedica parte de sus investigaciones «a una ciudad excepcional que nació con la impronta del reformismo borbónico del XVIII, pero cuya Ilustración se reservó para parte de las élites ya que gran parte de la población no leía». Incluso muchos de los nobles y clérigos de la época «no comulgaban con los ideales ilustrados sino que eran más conservadores». Ese Ferrol de «fabuloso patrimonio» quedó marcado «por las tensiones y la violencia en todos los rincones», a la sombra de figuras como el mismo Napoleón.
Si en París la rabia creció como una bola de nieve a lo largo de esos años, Ferrol tampoco se escapó a las agitaciones del Viejo Continente. «Había enfrentamientos y miseria, se malvivía en el límite de la subsistencia pero también Ferrol estaba creciendo como la mayor ciudad del norte de España, hasta llegar a tener 25.000 habitantes en esa época», relata Alfredo Martín, autor de libros tan apasionantes como Auge y decadencia. Desarrollo económico, cultura y educación en Ferrolterra durante el Antiguo Régimen. Aquella «pujante» urbe nació gracias a la decisión de la Corona de España, con la creación del Arsenal Militar y los astilleros. Se fue dotando «de un entramado moderno con el barrio de A Magdalena, el alcantarillado, el primer cementerio público de Galicia, pero también con una masa trabajadora que pasó por dificultades por impagos».
El día a día avanzaba así entre «motines y una población militar tan elevada que eso también generaba problemas de orden público, la violencia siempre estaba muy presente». En una investigación en el Archivo General de la Marina (Ciudad Real), «me encontré con la abundancia de consejos de guerra en el siglo XVIII con soldados y marineros procesados por robos o apuñalamientos, las trifulcas estaban por todos los lados pero eso también era consustancial a la Edad Moderna». La violencia se vivía así «como válvula de escape». Podía ser física o verbal: «También era muy frecuente que la gente acudiese a los tribunales ordinarios o de la Marina al sufrir insultos, esa violencia se destensionaba a través de los tribunales para demostrar que el único que podía ejercerla era el Estado».
La complejidad de la ciudad ex novo llega a nuestros días: «El crecimiento fue espectacular por inversiones estatales, en una sociedad muy joven y masculinizada con mercado matrimonial limitado y prostitución generalizada». Los estamentos se mantuvieron en Francia hasta la guillotina y en España hasta la muerte de Fernando VII, «con un Ferrol de privilegios en clases altas con el protoproletariado en huelgas». Algún cargo de la Armada recibió pasquines admonitorios: «Mire, vuesa merced, lo que pasa en Francia».
Otro hito: los bloqueos navales de los ingleses. «Hubo penurias económicas para la la ría, nuestro puerto era inexpugnable pero un bloqueo también impedía la salida de nuestras flotas», indica este historiador ferrolano. Recuerda que «intentaron invadir Doniños pero lo impidieron los ferrolanos y su geografía». Los ingleses serían primero aliados de los españoles cuando se derrocó la monarquía francesa, después enemigos y finalmente otra vez aliados en la Guerra de la Independencia. ¿Brindó Napoleón por los ferrolanos tras la batalla de Brión? «Es una figura literaria pero seguro que los franceses lo celebraron», se ríe.
La Guerra de la Independencia tendría un impacto nefasto en los astilleros: «Los franceses ocuparon esta zona pero la catástrofe vendría después, se habla de Trafalgar pero la crisis brutal llegaría con la flota pudriéndose durante esa guerra». Nos invadiría la decadencia, se bajaría a 10.000 habitantes y George Borrow relataría estas miserias en sus viajes. Hasta el regreso de otro esplendor a mediados del XIX, en la eterna montaña rusa de Ferrol.