
En Ferrolterra diez familias optaron ya por este tipo de despedidas marítimas
13 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Ha pasado un año desde que los gallegos pueden arrojar las cenizas de sus seres queridos al mar de una manera respetuosa tanto con la ley como con el medio ambiente. En alianza con la empresa gijonesa Hacia el mar, la funeraria coruñesa Albia ponía a disposición de sus clientes una línea de urnas biodegradables y un servicio de transporte en embarcación hasta las afueras de la ría de Ferrol, donde el tanatorio ha tramitado la localización de unos núcleos controlados en los que realizar ritos marítimos de despedida.
A día de hoy, se muestran satisfechos con la aceptación que ha tenido este servicio: «Llevamos más de una decena de trabajos. Para las personas que se acogen a él es muy gratificante», explica Alberto Sanmartín, gerente de Albia. «Había tradición aquí en Galicia, pero tiene que haber aprobación por parte de la Consellería de Medio Ambiente para hacerlo. La tranquilidad que te ofrece esto es que tenemos el permiso de las autoridades», concreta.
Las costas de Galicia han sido lecho de restos incinerados desde siempre: para muchos es su última voluntad y hay familias que no conciben otra forma de despedir a sus seres queridos. Se trata de un longevo pulso entre costumbres y legalidad, y en un territorio irremediablemente ligado al mar, el primero de esos contrincantes consigue sobreponerse, incluso cuando un negocio local ofrece prestaciones de este tipo.
En A Mariña, por el momento, la legalización de esta costumbre no ha generado un efecto disparo. La empresa Hacia el Mar concreta que por ahora no ofrece sus servicios de despedidas en embarcación en la costa lucense, limitándose su actividad en Galicia por motivos logísticos a Vigo, A Coruña y Ferrol.
Desde la funeraria A Mariña, en Burela, no perciben un incremento de este tipo de ceremonias. «Está aumentando lixeiramente a venta de urnas biodegradables, pero non sabemos se os familiares gardan os restos nas súas fincas ou os arroxan ao mar», indica Víctor Pernas, que por el momento no se plantea ofertar este tipo de servicio. Tampoco notan diferencias desde hace un año en Alianza, en Viveiro. «En A Mariña hay muchos nichos y creemos que este fenómeno está más ligado a las ciudades, donde no abundan tanto. Las costumbres van cambiando pero aquí de momento se opta de forma mayoritaria por el entierro», señalan.
«Fue precioso, es más triste meter a mi madre en un lecho pudiendo hacerlo de esta forma»
Hace unos días, Ana María Basoa contaba el calvario que tuvo que pasar tras la muerte de su madre: se vio obligada a esperar durante seis horas a que se certificase el fallecimiento. Un par de días después pudo despedirla de una manera muy especial: en medio del mar, en la ría de Ferrol, desde una embarcación en la que le acompañaban allegados y un homenaje musical. Ha sido una más de tantas personas en optar por un esparcimiento de cenizas marítimo organizado por la funeraria.
«Lo hicimos el jueves pasado, fue muy bonito. Quedamos con el patrón del barco en el puerto de Ferrol y Albia traía las cenizas y unos pétalos», comenta Ana María. Partieron hacia el espacio autorizado para llevar a cabo el rito, que se encuentra en las aguas que bañan el Cabo Prioriño y el Puerto Exterior de la ciudad. «Está todo muy controlado, hace once años esparcí también las cenizas de mi padre, pero de aquella fue diferente». Menciona que lleva en el móvil el certificado con las coordenadas del lugar en el que ahora descansa su madre, para así regresar cuando quiera.
Para ella, este entierro marítimo ha supuesto un último adiós emotivo y en paz: «Nos dejó un buen sabor de boca, fue precioso. Para mí es más triste meterla en un lecho», explica la ferrolana.