C orrían los años cincuenta del pasado siglo y había en Ferrol una gran afición al fútbol modesto. Eran competiciones de intenso ritmo, juego afiligranado y rivalidad entre equipos de los barrios de Esteiro, Canido, Caranza, y en San Juan de Filgueira estaba el Libunca, al que sus seguidores acompañaban al grito de ¡opa Libunca! Eran tiempos de los tatarabuelos del Partido Popular, y que hoy sus tataranietos recuperan la memoria del viejo eslogan y colocan ¡opa Ferrol!, para las elecciones municipales. La verdad es que me parece esto muy futbolero y que poco tiene que ver con el escarceo político que estos días están librando los candidatos, hablando con pulidas frases de urbanismo, empleo, y sobre lo que hay que hacer para que todos podamos comer caliente y dormir con alguien. Lo de ¡opa Ferrol! pudo ser un trastorno nervioso de los asesores de Rey Varela, y es lógico que así estén, a pesar de la encuesta de La Voz.
La ruta de San Andrés de Teixido con salida de Ferrol, pasando por los municipios de Narón, Valdoviño, y Cedeira, no tiene una respuesta de las autoridades con el venerable en San Andrés y sus lugares montañosos, que son frecuentados por organizaciones espontáneas de gente, para ver su embravecido mar, las casas blancas de dimensión humana. Son vecinos de toda la vida, peregrinos que comen con los dedos, citas amorosas y una capilla discretamente remozada con solera antiquísima, dicen algunos, de los tiempos de Rómulo y Remo. Esos encantos deben ser realzados por los ayuntamientos mancomunados, para que San Andrés de Teixido no siga olvidado.
Denuncia que algo queda. Esta frase brota directamente de los que buscan liarla, como es el caso de Cuarzo Producciones Artísticas, que denunció al Ayuntamiento por la tramitación incorrecta de contratos fraccionados de las fiestas de la ciudad.
No sé lo que puede dar de sí ese escrito con membrete presentado en el juzgado, sabemos algo sobre las actividades del cuarzo en el arte. Por eso huele a chamusquina que, después de cuatro años, presenten una denuncia, precisamente ahora, en plena campaña electoral. Y como los denunciantes son de conciencia raída, seguro que esperaban, además, que el alcalde, Ángel Mato, saliera desanimadamente y tirara de las orejas a los implicados. Pues no acertaron, lo hizo vigorosamente como es su estilo y despejó dudas sobre la mala leche que tienen unos pocos contra este gobierno municipal.