Rafael Suárez: «La botadura de un barco es uno de los momentos más emocionantes que existen»

Ramón Loureiro Calvo
ramón loureiro FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

CESAR TOIMIL

Dice que, sobre todo desde el XVIII, «Ferrol es, en gran medida, la construcción naval»

05 abr 2023 . Actualizado a las 11:04 h.

Rafael Suárez (A Coruña, 1959), ingeniero naval de formación, exdirector de los astilleros de Navantia de la ría de Ferrol, gran conocedor de la historia del país, excelente conversador, y lector que conoce muy bien los grandes clásicos de las letras españolas, es el director de la Fundación Exponav, la institución de la que depende el museo (una auténtica referencia, a nivel internacional en cuanto atañe a la construcción naval y a los barcos) ubicado en el edificio de las antiguas Herrerías de la Armada. Un museo situado en el corazón de la candidatura ferrolana a Patrimonio Mundial. Dueño de una extraordinaria capacidad de trabajo y —todo sea dicho de paso— de un espíritu siempre proclive al diálogo, Rafael habla con entusiasmo de todo cuanto el museo alberga, y hasta se emociona un poco cuando se detiene a contemplar, de nuevo, los restos de la legendaria fragata Magdalena, el pecio de aquel terrible naufragio que quedó grabado en la memoria de Galicia para siempre.

—Todos cuantos me hablan de usted dicen que en Navantia se le recordará siempre con mucho afecto. ¿Echa de menos los años de su paso por la empresa...?

—La verdad es que sí. Mentiría si dijese que no echo Navantia de menos. A lo largo de mi carrera profesional allí desempeñé, como ingeniero, labores vinculadas a todo cuanto está relacionado con la construcción de un barco. Fue una experiencia muy enriquecedora, para mí. Una parte muy importante de mi vida. Y sin duda en todos aquellos años tuvo que haber también, cómo no, malos momentos, Pero puedo asegurarle que, a estas alturas, ya solo recuerdo los momentos buenos. Que, además, fueron casi todos.

—Un día le escuché decir a Sebastiao Salgado que un gran barco forma parte, para siempre, de la vida de cuantos lo construyeron. ¿Comparte usted esa afirmación?

—¡Por supuesto! Un gran barco formará parte, eternamente, de la vida de todos cuantos participaron en su construcción. La botadura de un barco es uno de los momentos más emocionantes que existen. Hay pocas cosas que se le igualen. Es algo que no resulta fácil de describir, porque son tan intensos los sentimientos que eso genera que, para poder comprenderlo de verdad, hay que vivirlo.

—Se nota que sigue amando usted la ingeniería naval...

—¿Y cómo podría no amarla? Yo he sido ingeniero por vocación desde el primer momento. En realidad, he querido ser ingeniero naval desde que era niño.

—¿Desde niño, ya...?

—¡Sí, sí!

—¿Y cómo nació ese deseo?

— Pues contemplando los barcos en A Coruña. Me encantaba mirarlos. Me fascinaban. Entonces empecé a soñar con navegar en ellos. Pero también, y casi diría que sobre todo, soñaba con construirlos. En mis recuerdos de infancia, la pasión por los barcos está muy presente.

—¿Navegar le sigue gustando?

—Sí, también. De hecho, navego un poco.

—¿Galicia es consciente de la importancia, de los fondos y de la proyección internacional de un museo como el de Exponav?

—Bueno [ríe Rafael], quizás yo no sea la persona más adecuada para contestar esa pregunta. Pero lo que puedo decirle es que hay mucha gente, muchísima, que aprecia este museo y todo lo que contiene.

—¿Qué sería Ferrol sin la construcción naval?

—No lo sé. Pero mire, yo diría que, en gran medida, Ferrol es la construcción naval. La construcción naval es, sobre todo desde el siglo XVIII, el alma de la ciudad.