El matrimonio ferrolano unido por Las Pepitas: «Enamoré a mi mujer por la voz. ¡Ojalá ahora ella esté un día rondándome bajo mi ventana!»

Carla Elías Martínez
Carla Elías FERROL

FERROL CIUDAD

JOSE PARDO

Jacinto Huete lleva dos décadas con la rondalla Club de Campo y su mujer, María José Cebreiro, debuta este año con Só Elas

18 mar 2023 . Actualizado a las 20:56 h.

«La enamoré con la voz», bromea Jacinto Huete, más conocido como Cachi. Su historia de amor con María José Cebreiro está íntimamente ligada al mundo de la música y, especialmente, al de las rondallas y Las Pepitas. La familia de ella, del barrio de Esteiro, forma parte de la historia de esta fiesta ferrolana. Cachi, de Canido, se ha convertido en uno de los rondallistas ilustres de esta fiesta. Y María José se estrena este sábado con Só Elas.

Cachi recuerda que desde que eran novios, con 18 años, ya le cantaba a su ahora mujer. «En mi tiempo libre le cantaba y ella siempre apostaba por mí. Yo tenía mis inseguridades porque era muy jovencito pero ella me animaba a meterme en alguna rondalla», recuerda. Gracias a su apoyo lleva rondando desde 1984. Empezó en Añoranzas —entidad que fundó el tío de María José, Pepín—. Pasó al coro Padre Fanego y en el Club de Campo suma ya dos décadas. «¡Él ni se sabía las canciones!», bromea María José. Aunque la familia de Cachi también es de lo más musical. «Mi padre y mi tío tocaban en Armonías y mi madre era profesora de baile gallego», recuerda.

Ella lleva en la sangre el mundo de la música ferrolana. «Mi tío Pepín fue el fundador de Añoranzas, que anteriormente era Armonía y cuando era pequeña me venían a rondar al balcón. Mis padres siempre iban a Las Pepitas. Recuerdo ir detrás de las rondallas toda mi vida», destaca María José. Fue madrina de Añoranzas en el 2005 y ahora cumple su sueño de poder cantar. Empezó el pasado mes de octubre con Só Elas, ahora gracias al empuje de su marido. «Faltaba en Ferrol una rondalla de mujeres. Siempre iba con el Club de Campo porque es donde está mi marido. A mi me gusta mucho cantar y cuando se formó Só Elas siempre decía que algún día estaría en ella. Me gustaron desde el primer día que las escuché», reconoce. El pasado verano fue a verlas a una actuación a Covas y Cachi le dio el empujón para unirse . «Estoy encantada. Me encontré con una pandilla fabulosa. Estoy feliz disfrutando de las rondallas como me gusta, cantando», reconoce María José. Ya se ha estrenado con su primera actuación en Mandiá. «Fue un día precioso. Tuve la oportunidad de estar con mis ahijados de Añoranzas y con el Club de Campo, que es donde está mi marido», agradece.

Ahora, con ambos ligados a agrupaciones diversas, ¿devolverá ella la visita al balcón de él? «¡Ojalá un día esté rondándome bajo mi ventana!», bromea Cachi.

La tercera y cuarta generación

Su pasión por Las Pepitas se la han transmitido a sus dos hijas y desean que a sus cuatro nietos. «Una de mis nietas, de tres años, ya canta las canciones de la abuela», destaca orgullosa María José. Cachi añade que tienen ya preparadas sus capas con sus cintas. «Ya quieren salir con los abuelos. Los de tres añitos van a estar con nosotros, la otra tiene meses», destaca él. Desea que sus hijas, que «cantan muy bien» se incorporen a la rondalla en cuanto tengan tiempo. «Se trata de que Las Pepitas no mueran. Es una tradición muy bonita», desean.

Cachi recuerda cómo conoció a la familia de María José y se quedó prendado de su música. «Se reunían por el patrón y las fiestas y en esa casa siempre se cantaba. Yo alucinaba. Y su tío Pepín al escucharme le dijo a mi mujer: ‘Mari, ¡este nacho canta muy bien!', así que me llevó a Añoranzas. Por la voz me gané a mi mujer a la familia», bromea.