El Ayuntamiento de Ferrol completa su metamorfosis ocho meses después

FERROL CIUDAD

Será necesario un nuevo proyecto para poder utilizar el espacio bajocubierta

12 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Al actual Ayuntamiento de Ferrol difícilmente Torrente Ballester podría referirse ya como el «castillo de los Pirulitos». Sin buhardillas, sin pináculos y de color blanco y gris, setenta años después de su construcción el inmueble renace con nueva estética pero, sobre todo, con menos problemas de seguridad. Tras ocho meses de obras, y con cinco de retraso sobre el plazo inicial, el palacio municipal muestra su fachada libre totalmente libre de los andamios. Esta semana concluyó definitivamente la rehabilitación, dejando paso a un edificio con cubierta de zinc tras la polémica decisión de derribar las 21 buhardillas que coronaban el tejado. En la torre del reloj se ha prescindido de los pináculos que decoraban su balcón, que se encontraban agrietados y corrían riesgo de desprendimiento. Y en las paredes, se ha desterrado el ocre y el tono rojizo que enfatizaba elementos arquitectónicos en las fachadas.

La nueva paleta de color, como recogía el proyecto, muestra una apariencia más limpia, que aligera visualmente el edificio en el conjunto de la plaza de Armas y su entorno.

El gobierno local ejecutó un proyecto, que provenía del mandato anterior, y que justifica por la necesidad de atajar problemas estructurales, que obligaban a mantener apuntaladas algunas zonas de la parte alta del Ayuntamiento. También para poder utilizar el espacio bajocubierta, donde en su día se alojaban las viviendas de los conserjes. Esa sigue siendo la intención, pero no se podrá de forma inmediata.

Iluminados con ventanas tipo velux, la recién acabada reforma ha servido para aislar y asegurar esos espacios, pero no para acondicionarlos. Para eso será necesario otro proyecto de reforma interior que incluiría también, al menos, la segunda planta. La intención, avanza, el concejal de Urbanismo y Organización, Julián Reina, es dedicarlo a usos administrativos, con el traslado allí de algún servicio municipal. Pero antes «hay que hacer un estudio completo para estudiar las necesidades». Y evitar, como ahora, . Hace años se propuso que se reubicase allí el CRI (Centro de Recursos Informáticos). Y el edil admite que es una de las opciones, ya que el servicio se encuentra actualmente en el sótano, que «no es el espacio que necesita».

La conclusión de las obras pone fin a una polémica intervención, que comenzó con críticas ciudadanas por la supresión de las buhardillas y terminó entre reproches políticos por la demora que acumuló, tras encadenar cuatro prórrogas y sufrir un modificado. Las obras comenzaron oficialmente el 8 de julio -aunque sobre el terreno lo hicieron al mes siguiente- y debían haber concluido tres meses después, en octubre. Pero la adjudicataria, Prosema Noroeste, presentó a principios de septiembre una primera petición de prórroga de dos meses, de la que finalmente desistió y presentó en su lugar un modificado que no solo postergaba hasta el 9 de diciembre la conclusión, sino que elevaba en más de 83.000 euros el coste, por cuestiones como la retirada del amianto, la demolición de chimeneas o la necesidad de más andamios. Llegó diciembre pero la obra seguía sin estar concluida y la empresa pidió una nueva prórroga, hasta el 20 de enero. Antes de que llegase esa fecha límite, solicitó una nueva ampliación, hasta el pasado día 3, cuando con la obra prácticamente finalizada, pedía aún una cuarta, por otra semana más, hasta el pasado viernes. Así, una obra adjudicada inicialmente por 562.650 euros, ejecutada con el POS+2019, costó finalmente 645.950 euros.