Las 1.001 noches del West: «En Ferrol, a la gente le encanta bailar y cantar»

FERROL CIUDAD

Kiko y Álex, dueños de la discoteca West
Kiko y Álex, dueños de la discoteca West JOSE PARDO

La emblemática sala se dedica desde el año 2002 a «vender diversión»

28 ene 2023 . Actualizado a las 11:52 h.

En el año 2005, Ferrol vivió su particular verano del amor. Todo el mundo semejaba soltero, en los altavoces atronaba el Love Generation de Bob Sinclair... y ante el West se formaban colas históricas mientras rayaba el amanecer. Pero después de aquel agosto sensacional, aún quedarían más veranos del amor por delante. Porque desde entonces y hasta ahora, ese West (antes Saloon y ahora Theatre) brilla en la vida de los jóvenes ferrolanos como un Rubicón al que llegar en el fin de semana. Kiko Caamaño y Alejandro Seoane, comandantes de la mítica sala, apuntan el secreto de su éxito: «Nosotros vendemos diversión, y en Ferrol a la gente le encanta bailar y cantar». 

El actual West Theatre funciona desde 2015, volcado en un público más joven que cuando el espacio nació hace ya veinte años. «Si en esa primera etapa teníamos un perfil de clientes de veintipocos a 50 años, ahora los jueves llegan universitarios y los sábados incluso gente con menos años», indican los socios. Para remontarnos a la historia de este local único en las madrugadas ferrolanas, tenemos que llegar a 1998: «Empezamos como Zebra 2 porque también llevábamos Zebra en el centro y se nos quedaba pequeña, después se convirtió en Tsunami en 2001 para despedidas de solteros y con gogós, el West Saloon se montó en 2002 pero el bum llegó en 2005».

Con un aforo para 300 personas, en aquellos primeros tiempos «hacíamos dos sesiones: una para primera hora y otra a partir de las 03.30 para la llegada de los pubs, estábamos a reventar». Literalmente, se convirtió en un fenómeno: la noche solo tenía sentido si acababas en el West. «Trabajábamos jueves, viernes, lo que es muy raro en Ferrol, y sábado, hasta venía gente de A Coruña y Lugo», apunta Kiko. Recalca que «no existe una varita mágica para atraer clientes, se trata de un trabajo duro por equipo y de las modas».

A pesar del perfil actual mucho más joven, «también nos llegan chicos y chicas de hasta 40 años», todos con ganas de devorarse la vida tras la dureza de la pandemia. Debido al impacto del coronavirus y sus restricciones, «estuvimos 18 meses cerrados y pasándolo muy mal, sufrimos mucho... pero en los primeros seis meses tras la pandemia, tuvimos aforo completo de jueves a sábado». Para una mayor gestión de los protocolos COVID, la sala sacó una aplicación llamada Boulebar Fun «de la que estamos obteniendo un buen rendimiento».

Por la pista de baile del West se han sucedido flechazos y rupturas, pero sus gerentes prefieren no hablar de amores. «¿Que si se formaban parejas?, lo desconocemos porque nosotros vendemos diversión (risas)... puede que se formasen matrimonios como también pudo haber separaciones», señalan. Para el anecdotario quedan aquellos jóvenes de los 2000 que ahora se pasan a buscar a sus hijos el sábado. «Todo Ferrol pasó por aquí, existe el mito del West», admite Kiko.

Sobre el público ferrolano, Alejandro recalca que «es exigente, conoce la música perfectamente y tiene una gran cultura al respecto». En la primera etapa imperaba el rock, con In between days de The Cure a las cuatro de la mañana. Pero ahora los ritmos tiran «a la música urbana, el latino y el reggaeton». Kiko empezó con 22 años en el Bebe+ frente al antiguo Walhalla, después llevó Ozono, el karaoke de la calle Magdalena, el Offset, El Recreo y Código de Barras, Zebra... «Pero no soy nada nostálgico, miro hacia el futuro y el pasado siempre está bien», ríe. Álex empezó con nada menos que 13 años poniendo las luces en Ozono, con 14 recogía vasos y a los 15 ponía copas. «Pasé al Caimán de relaciones públicas, con 16 a las sesiones de tarde de Zebra 2, en el bum del West tenía 22 años», afirma. 

«Jóvenes muy educados»

¿Qué ha cambiado? «Ya no existen los coperos que salían de jueves a domingo, ahora se selecciona más la noche quizás por economía», señala Kiko. «Y los jóvenes son muy educados, a las 04.00 te dicen buenas noches cuando se van», añade Álex. Como novedad, llega el boiler room que permitirá a los fans estar junto al DJ mientras pincha. Vendrán a tocar Mix and Noise y el jueves ya estuvo Albert González. El mito sigue vivo: la noche se mueve en el West.