La esperanza de vida en Ferrol

José Picado ESCRIBANÍA DE MAR

FERROL CIUDAD

ANGEL MANSO

21 ene 2023 . Actualizado a las 13:12 h.

Los datos son tenaces, objetivos, machacones. En conjunto reflejan los aspectos más significativos de la realidad social. Los datos demográficos, económicos, ambientales, sociales, expresan el resultado de la acción humana. Sobre todo cuando se sostienen en el tiempo en eso que llamamos un patrón estable, sólido, continuo. Eso sucede, desgraciadamente, en la siguiente afirmación: La esperanza de vida al nacer es en Ferrol la menor de entre las ciudades con más de 50.000 habitantes de Galicia. Y esto es así desde 2002, año en que comenzaron los registros por el Instituto Galego de Estadística.

La esperanza de vida es de 83,4 años en Galicia, con registros del 2021, frente a 83,3 años en España y 80,1 en la Unión Europea. Vivimos en una de las regiones que presentan mejores indicadores del mundo, algo muy positivo y revelador de un alto nivel de vida. La región de Madrid ha sido la que presentó la cifra más alta en el país, con 84,6 y Ceuta la más baja, 78,47. El ránking de las ciudades gallegas ha sido, de menor a mayor, Ferrol: 81,04, A Coruña: 82,64, Pontevedra: 82,81, Ourense: 82,91, Vigo: 83,54, Santiago: 83,58 y Lugo: 83,76. Son números globales, aunque hay grandes diferencias entre hombres y mujeres; las mujeres viven, en promedio, hasta cinco años más que los varones.

Pero ¿por qué Ferrol presenta peores cifras que el resto de las ciudades gallegas? ¿Y por qué las presenta siempre, año tras año, de manera recurrente? La Universidad de Leicester, en Reino Unido, mantiene una línea de investigación sobre esta materia desde hace décadas y sostiene que dos causas son las que explican la mayor probabilidad de vivir más y mejor: un estilo de vida saludable y evitar patrones de vida sedentarios. Podría inferirse que en Ferrol hay peor calidad de vida que en el resto de las ciudades gallegas tal vez porque los ferrolanos se alimenten peor, respiren un aire más contaminado, beban agua de peor calidad o tengan una vida menos activa. O tal vez porque padezca un clima peor (más frío, más nieblas, más lluvia, menos luz) que otras ciudades del sur. O que la atención médica y sanitaria sea de menor calidad. Quien sabe si se puede aducir alguna explicación genética, aunque encontrar un patrón de ADN de un ferrolano de pura cepa sea metafísicamente imposible.

Estar a la cabeza de los datos negativos se está convirtiendo en una costumbre propia de lo ferrolano. La ciudad que pierde más población de las últimas décadas, la ciudad que presentó una cifra mayor de suicidios, la ciudad que tiene mayor tasa de pasivos frente a activos, la ciudad más envejecida. La que presenta menor esperanza de vida al nacer. La ciudad indefensa y decadente que busca un modo mejor de afrontar su futuro.