Las heridas que desangran Recimil

Andrés Vellón Graña
Andrés Vellón LA GÁRGOLA

FERROL CIUDAD

Ventanas tapiadas en el barrio de Recimil.
Ventanas tapiadas en el barrio de Recimil. CESAR TOIMIL

04 ene 2023 . Actualizado a las 11:45 h.

El barrio de Recimil, las casas baratas de toda la vida en Ferrol, tiene heridas por las que se desangra. «Aquí la cosa no está tanto en que okupen, sino en quién okupa». Así de claro describe el panorama una de las responsables de la asociación vecinal. Un coletivo ciudadano al que no se le puede negar el esfuerzo, año tras año y desde hace muchos, para contribuir a enderezar la situación en un parque de viviendas públicas de propiedad, no lo olvidemos, municipal. 

Pasa el tiempo y pasan los gobiernos en Ferrol. De todos los colores. Y con todo tipo de proyectos: desde derribos hasta rehabilitaciones. Todo se queda en eso. En proyectos. La realidad, tozuda, dicta que los vecinos de Recimil padecen las consecuencias de un deterioro urbanístico para el que, al parecer, no se encuentra mejor arreglo que tapiar puertas y ventanas. A eso, y a alguna que otra capa de pintura a los edificios, es básicamente a lo que se ha llegado. Porque las casas baratas hace tiempo que se ven como una patata caliente que se pasa de alcalde a alcalde sin que nadie tome decisiones ni emprenda actuaciones claras para revitalizarlas. Tanto en lo urbanístico como en lo social. Mientras eso no suceda, los residentes saltarán del miedo a la okupación al miedo al tráfico de drogas como quien salta hojas del calendario. 

¿Cuál es la solución? La respuesta no es fácil. Y eso que hay gente que cobra sueldos públicos para, entre otros asuntos, encontrársela. Pero... lo dicho. De corporación a corporación, mirando hacia otro lado todo lo que se pueda. Como si la idea fuese que las casas baratas no molesten mucho. Mientras, y así lo dicen los vecinos, hay hasta grupos que se organizan para ir vigilando los pisos que se quedan vacíos para okuparlos. Tela. 

Solo cuando gobierno y oposición del Concello de Ferrol se pongan de acuerdo sobre cómo abordar el futuro de un barrio que dependen de ellos directamente, que es patrimonio local, y busquen las ayudas económicas necesarias para darle un giro a su decadencia, solo entonces se podrá hablar en serio de un horizonte para Recimil. Lo demás, está comprobado, son parches y tapiados. Y con eso no basta para sanar esas heridas que desangran la zona.