Un muñeco con ropa vieja y lentejas en los bolsillos, los ritos más desconocidos con los que se despide el año en Ferrol

Bea Abelairas
Bea Abelairas FERROL

FERROL CIUDAD

Preparación del monigote para despedir el año en la sede de Movilidad Humana
Preparación del monigote para despedir el año en la sede de Movilidad Humana CESAR TOIMIL

Las tradiciones de países como Ecuador, Cuba, Colombia o Perú se afianzan en la comarca

31 dic 2022 . Actualizado a las 16:22 h.

Hace ya varios días que Melba Piedra prepara todos los elementos para despedir el año como si estuviese en su país, aunque ella hace años que vive en Ferrol. «Es una norma con más de cien años, cuando en mi país, Ecuador, se comenzaron a elaborar unos monigotes que se vestían con ropas viejas y a las que se colocaba una careta de señor mayor y después se quemaba», cuenta en el transcurso de una reunión con personas llegadas de otros países para crear, precisamente, su muñeco para despedir este 2022.

Melba cuenta que este rito se fue modificando y la noche de hoy serán muchos los muñegotes a los que se podrá cara de Leo Messi o Pelé, aunque también las de políticos que se quemarán con saña. Ya no se calcina lo malo, también se hace un testamento con lo bueno y se le retrata con trapos. «En la Casa Solidaria pasamos esta tarde de viernes preparando uno que solo queremos que se lleve lo malo de año», cuenta ante compañeros que han llegado de otros lugares de América donde también se lleva a cabo esta tradición.

Elizabeth Limaymanta participa en esta reunión promovida por la asociación Movilidad Humana y aporta los ritos de su país, que es Perú: «Allí recibimos al nuevo año con lentejas en los bolsillos para que nunca nos falte comida y el brindis se hace tras comidas en las que no hay marisco, pero sí pavo o cerdo con purés de manzana», cuenta sobre un rito que repetirá en su casa ferrolana.

De su Colombia natal Jacqueline Hernández explica que mantendrá las recetas: natillas, buñuelos, pan especial y una decoración para la mesa repleta de elementos con significado. «Siete granos de arroz para que no nos falta comida y espigas doradas sobre el mantel», cuenta sobre una cena para la que va a preparar pavo con una sopa especial. «Por supuesto que vamos a preparar un muñeco con la ropa vieja», cuenta ante sus familiares que mantienen la ilusión por perpetuar estas costumbres.

Muchos migrantes proponen variaciones en función del lugar del que lleguen, incluso dentro del mismo país. Katya González lleva 32 años en España y nunca ha dejado de cumplir con las normas con las que se despide el año en el norte del país andino: «Yo soy de Trujillo y allí se recibe el año con la casa muy limpia, es muy importante que cuando suenen las doce campanadas no se tenga basura en la casa, ni siquiera la de la cena», dice.

En cuanto a la quema del muñegote con la ropa vieja también lo hace, pero lo adapta a las costumbres y la vida que lleva en Ferrol, en un piso en lugar de una casa de planta baja: «Está claro que aquí en un apartamento no se puede quemar, pero lo que hacemos es recopilar la ropa vieja y usada, eso es importante, componer el muñeco y bajarlo al contenedor cinco minutos antes de la medianoche».

En la casa de Katya también habrá ritos cubanos, fruto del origen de su marido, Daniel Prieto, que conserva esas costumbres a pesar de que lleva casi cuatro décadas en España. Su padre era gallego y su madre una cubana con mucho de Italia. «En Cuba se pone un cuenco de agua que se tira por la ventana, pero claro eso se hace en casas de allí, aquí hay que adaptar esas costumbres para no molestar», cuentan.

«Yo practico el Yoruba, una religión que proviene de África y es muy importante en Cuba en la que precisamente la última noche del año se hacen visitas a sitios estratégicos para ver cómo irá el año», cuenta sobre una costumbre que ahora realiza en las costas ferrolanas.

Todos siguen con unos ritos que se trajeron de lejos y que han comenzado a calar entre sus amigos y vecinos de Ferrol.