La tienda de Belén: «Nuestros chicharrones de tripa tienen muchos seguidores»
FERROL CIUDAD
Belén Pedreiro y Eva Fernández, madre e hija, suman casi tres décadas despachando en el centro
24 dic 2022 . Actualizado a las 14:04 h.Belén Pedreiro lleva toda su vida detrás de una tienda de barrio en el centro de Ferrol. Primero con su tío y desde hace 20 años en el local de enfrente, ubicado en el 108 de la calle Magdalena, donde estuvo la mercería Pombal.
Precisamente cuando realizó esta última mudanza se incorporó al negocio su hija, Eva Fernández: «Realmente yo estoy en la tienda desde pequeña, porque pasaba todas las tardes por aquí y cuando mi madre cambió de local se planteó cerrar, pero me pidió si me unía y así comenzamos las dos con La Tienda de Belén», cuenta Eva después de atender a unas clientas con las que hace un repaso de la vida.
A Eva la conocen los compradores desde niña y ella pone cara a casi todo el vecindario. Por eso siempre pregunta como si fuese una allegada: «Aquí la mayoría de clientes son como amigos de siempre, a veces hacemos de psicólogas o simplemente escuchamos», dice en una tienda que cierra los domingos y que durante la semana cuenta con horario de mañana y tarde. «Aproximado porque siempre estamos horas de más», advierten.
La bollería que les llega de Neda y el pan, que varias veces por semana traen desde Lugo, son algunos de los productos que más adeptos tienen. Dos laterales de la tienda están repletos de verduras y frutas que se cultivan en los alrededores, en O Val, Covas o Monfero, en el caso de los grelos. «Tenemos productos muy de Ferrol, como los chicharrones de tripa, que tienen muchos seguidores, y otros que hemos ido descubriendo y por los que viene todo el mundo ahora, como el chorizo de cebolla, que nos llega de Lugo y es una pasada para el cocido, cuando la gente se lo lleva siempre repite», detalla Eva ante un mostrador con un amplio surtido de productos navideños.
Con humor
Las galletas artesanas son otra de las delicias que ofrecen en un local donde nunca falta el buen humor ni el optimismo. «Es una parte fundamental de las tiendas como estas, hay que tener buen producto, pero también conocer a los clientes y tratarlos con mucho cariño, porque la gran mayoría son mayores», explican madre e hija que se adaptan a los horarios y las necesidades de sus compradores habituales.