«La gente me agradeció la detención de Rambo, muchos no podían dormir por miedo»

Elba de la Barrera Agulló
Elba de la Barrera FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

Manuel Vilela, nueve meses después de la detención del Rambo gallego en Loira.
Manuel Vilela, nueve meses después de la detención del Rambo gallego en Loira. JOSE PARDO

Manuel Vilela, valdoviñés miembro de la Guardia Civil, rememora el momento en el que hace nueve meses, junto a otros dos vecinos, logró apresar a Alfredo Sánchez Chacón

16 nov 2022 . Actualizado a las 22:29 h.

Era cerca de la medianoche del 3 de febrero cuando Manuel Vilela (Valdoviño, 1971) recibió una llamada telefónica de la que será difícil que se olvide. Este Guardia Civil, con casi una treintena de años de experiencia, se encontraba fuera de servicio pero, según él mismo rememora, llevaba una temporada muy pendiente del reguero de pistas que el fugitivo Alfredo Sánchez Chacón, más conocido como el Rambo gallego, estaba dejando en la comarca de Ferrolterra desde diciembre de 2021. El prófugo cumplía condena en el penal de Monterroso por, entre otros delitos, el asesinato de Manuel García Varela, un joven de Cuntis, al que disparó a sangre fría durante una noche de fiesta y eso, detalla Vilela, había generado cierta tensión en la localidad de Valdoviño, donde fue avistado ya el 30 de enero.

«La gente me agradeció la detención de Rambo porque con su presencia en Valdoviño muchos no podían dormir por miedo», expone Vilela sobre la detención de Sánchez Chacón, que pudo hacer efectiva gracias a la ayuda de los hermanos Ramón y Pedro Fernández Díaz, residentes en la parroquia de Loira. «Desde la Guardia Civil íbamos estrechando el cerco gracias a las denuncias de los particulares que alertaban de robos en sus domicilios, pero como es habitual también recibíamos muchas llamadas de personas que, ante la cobertura mediática, creían haber visto al Rambo gallego y que finalmente se comprobaba que esto no era así», detalla este Guardia Civil de Valdoviño. 

Precisamente, en las jornadas previas al apresamiento de Sánchez Chacón, Vilela recibió una alerta de que el fugitivo había sido divisado en As Pontes. «Recuerdo que me desplacé hasta allí y las averiguaciones arrojaron resultado negativo», explicita el Guardia Civil. El 3 de febrero unos jóvenes de la localidad avisaban también de la presencia del fugitivo en Valdoviño y, en tan solo cuestión de horas, la diligencia y rapidez de Manuel Vilela permitían poner fin a una fuga que se remontaba a marzo de 2021. Rambo aprovechó un permiso penitenciario para esfumarse y evitar volver a poner los pies en la cárcel. Algo que motivó cambios en las rutinas de las personas residentes en su radio de actuación. «Una familia me contó que su hija no quería dormir sola después de saber que Chacón andaba suelto e incluso yo acompañaba a mi mujer hasta el garaje por si se lo topaba por la mañana cuando salía a trabajar, podía estar en cualquier sitio», expone el artífice de su apresamiento. 

Así, tras recibir la llamada de sus vecinos alertando de la tentativa del Rambo gallego de acceder a la vivienda por una ventana, Vilela alertó a la patrulla de la Benémerita de los últimos acontecimientos y se dirigió inmediatamente a la casa en cuestión, situada a menos de un kilómetro de su domicilio. «Cuando llegué ya no estaba allí y recuerdo que me dije: de esta escapa otra vez», subraya el Guardia Civil. Acompañado de los hermanos Fernández Díaz y provisto de una «linterna que no funcionaba muy bien», Vilela no cejó en su empeño de dar con Sánchez Chacón. 

Tras ser advertido por uno de sus vecinos de que Sánchez había cruzado la carretera hacia Pantín, los tres se dispusieron a seguir sus pasos. «Tiró su mochila y, a pesar de su cojera, se movía bastante rápido», relata Vilela que realizó dos disparos al aire para instar al prófugo a que finalizase la huida. «No paraba y no hacía caso a la señal de alto y recuerdo un momento en el que se quedó parado y agazapado esperando pasar inadvertido. Yo creo que pensó que no íbamos a internarnos en el monte», agrega el Guardia Civil.

Detención y cuentas pendientes con la justicia

Valiéndose de la defensa extensible logró inmobilizar a Rambo que, en un primer momento, trató de defenderse usando el bastón que portaba. Entonces, destaca Vilela, demandó la colaboración de sus vecinos: «Yo quería asegurar la detención y ellos fueron muy valientes y no me fallaron en ningún momento. Los conozco y son personas de confianza que garantizaron que no se escapase». Fue, a partir de ese momento, cuando Sánchez Chacón desistió de oponer resistencia. Un extremo que verbalizó con un escueto «me entrego». Después de los momentos de tensión vividos, la familia de la vivienda en la que intentó entrar acabó ofreciendo al fugitivo agua y un bocata de chorizo.

Alfredo Sánchez Chacón, en una imagen del momento de su detención
Alfredo Sánchez Chacón, en una imagen del momento de su detención

Tras decretarse su ingreso en el penal de Teixeiro, Sánchez Chacón se enfrentó a varios procesos judiciales pendientes, que vendrán a ampliar su estancia en prisión, con fecha de salida fijada para 2025. Con más de 40 delitos a sus espaldas, el Rambo gallego responderá por el quebrantamiento de condena derivado de su fuga de Monterroso y de varios robos en domicilios perpetrados durante la fuga. Con relación al procedimiento iniciado contra él en el juzgado ferrolano, fuentes autorizadas determinan que está a punto de finalizarse la fase de instrucción. A la espera de que la Fiscalía formule el escrito de acusación y Rambo regrese a la cabecera de comarca para comparecer ante la justicia durante la vista oral, el fugitivo permanece cumpliendo su pena en la cárcel coruñesa. 

Un cuarto de siglo desde su primera fuga de la cárcel

Precisamente, el pasado mayo, Sánchez Chacón se acogía a su derecho a no declarar en relación a los robos de comida y otros enseres en viviendas de la comarca. Con más de 60 años, el Rambo gallego protagonizó otras huidas dilatadas en el tiempo, evidenciando su capacidad para sobrevivir ante condiciones extremas. Precisamente, este noviembre se cumple un cuarto de siglo desde que se fugó de la cárcel de Vigo, junto a Saturnino Cerezo, alias Canceliñas. No sería hasta noviembre de 1999 cuando la Guardia Civil logró detenerlo en un bar de Ribadavia gracias a la colaboración de Vicente Melero, suboficial de la Legión, que alertó de a las autoridades de la actividad sospechosa del fugado. 

Exterior del bar de Ribadavia en el que se detuvo al Rambo Gallego en noviembre de 1999.
Exterior del bar de Ribadavia en el que se detuvo al Rambo Gallego en noviembre de 1999. No disponible

En esta primera huida del presidio, que se prolongó durante dos años, Sánchez Chacón se valió de una pelea simulada entre varios reclusos para salir al patio mediante varias sábanas anudadas y desde ahí llegar a la calle. Una vez en libertad, junto a su compinche, se subió al vehículo de un conductor que estaba parado en el semáforo.

Después comenzaría un período de supervivencia con grandes paralelismos a los de su última escapada por los montes gallegos. También en ambas detenciones, acaecidas con más de dos décadas de diferencia, destaca el papel clave que la colaboración ciudadana juega ante casos de estas características.