Luis Molíns: «Al enfrentarme al aspirante al título mundial supe que servía para esto»

Antón Lestón Lago
antón lestón CARBALLO / LA VOZ

FERROL CIUDAD

Basilio Bello

ATLETAS DEL ATLÁNTICO | Este ferrolano, afincado en Caión y tres veces campeón nacional de Full Contact, creó el Molins Team de deportes de contacto, que saldrá a competir en el 2023

07 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo de Luis Molíns Cenalmor (Ferrol, 1982) con los deportes de contacto fue amor a primera vista. Dio con ellos bien pronto, cuando aún sufría algunos episodios de bullyng en el colegio. «Mi padre es médico, entonces yo cambiaba de colegio cada dos por tres y al final siempre había alguna situación de ese tipo», recuerda. Precisamente, fue también su padre, un ferviente aficionado al boxeo, el que le animó a probar y del que heredó la pasión a base de madrugones para ver a Mike Tyson. «Él me despertaba todo ilusionado a las cinco de la mañana y, a veces, no duraba ni un minuto», rememora sobre las peleas del norteamericano. Además, él acompañaba a su progenitor a entrenar y, ya instalados en Caión, le fue cogiendo el gusto al full contact en el gimnasio Stadium, de Arteixo. «Con 14 años , Suso — el monitor— me dijo de subir al ring, y yo me animé», dice. El resultado, campeón gallego, con 52 kilos de peso.

Empezó entonces una trayectoria deportiva que intentó centrar siempre en el full contact, aunque él se apuntaba a lo que saliese: «Antes se peleaba más, yo recuerdo pelear un viernes en Ourense, el sábado en León y el domingo en las Fiestas de Sada. Pero los límites que están poniendo las distintas federaciones limitan mucho que eso se pueda hacer ahora». Entre pelea y pelea, su primo, que competía en culturismo le animó a probar lo que Luis llama «un estilo de vida, más que un deporte». «Conocí a Arturo Castañeda que era campeón del mundo y me llamó la atención. Me preparé y fui subcampeón de España pero ahí quedó la cosa porque no me compensaba pasar un año a dieta para que te dieran un bote de proteínas como premio», comenta.

Basilio Bello

Superada la etapa culturista volvió al ring. «Con 18 años, llevaba un año sin pelear y se cayó la pelea del campeonato del mundo, que se celebraba en León. Ya se habían vendido las entradas y me invitaron a hacer una pelea de exhibición contra el aspirante, y en el segundo asalto me dijo que bajase el ritmo después de haberlo tirado. Ahí fue cuando me di cuenta de que valía para esto», reconoce. Entonces comenzó una etapa que le llevó a vencer tres veces el campeonato nacional amateur de full contact (1997, 1999 y 2001) y a retener durante un tiempo el cinturón español de la categoría neoprofesional, que nunca perdió en combate.

El Molins Team

A sus 37 años, en el 2019 decidió coger los mandos del gimnasio Vital Fitness, en la Avenida Fisterra de Carballo. «Yo hice INEF y me di cuenta de que por aquí no había ningún centro para entrenar kickboxing, full contact, boxeo, o este tipo de deportes. Lo que pasa es que no esperaba tener tanto nivel en tan poco tiempo», admite sobre el crecimiento de su negocio, que ya se ha ampliado considerablemente en cuanto a espacio. Lugares para la musculación, para el cardio, y, por supuesto, para el combate. Cuenta con dos rings y más de 1.300 metros cuadrados para que niños y adultos mejoren sus técnicas con su amplia oferta de entrenamientos durante toda la semana.

Una mejoría que demuestran luego en las competiciones, en las que hasta ahora participaban como filial del Iago Barro´s Fight Club, de A Coruña. Aunque eso cambiará a partir del 2023, cuando se pondrá en marcha el Molins Team. «Quería formar unas escuelas y las expectativas están ya más que superadas», comenta sobre unas disciplinas en las que llega a ser como un padre para sus alumnos: «Hay quien me cuenta sus secretos porque paso mucho tiempo con ellos y porque me centro mucho en el aspecto psicológico, que una vez que te subes al ring es más del 50 por ciento, por lo que si eres capaz de controlarlo, tienes mucho ganado». En el plano mental, ha demostrado ser como una roca, pues ni la pandemia ni la mala fama que ostentan este tipo de deportes han podido frenarle en su camino a ubicarse como referencia comarcal. «Lo que pasa es que por cuatro tontos que se pelean en la calle, se ve como un deporte agresivo. Porque si se pelean dos futbolistas no pasa nada, pero si lo hacen dos boxeadores, la cosa suele acabar con heridas importantes», concluye.