Teresa Gallo: «Una profesora me dijo que al ser sorda no tenía cultura, lloré, pero no me rendí»

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

JOSE PARDO

Lleva 25 años conquistando derechos desde una entidad que cumple medio siglo

02 oct 2022 . Actualizado a las 15:20 h.

Teresa Gallo tiene una forma infalible para ilustrar qué significa ser sordo: «Imagina que todo el mundo se comunicase con lengua de signos y entonces naciese un niño que habla, entonces sería al revés, habría que ayudarle, traducirle a él nuestra forma de comunicarnos... Lo que necesitamos es una sociedad en la que existan más intérpretes de lengua de signos: en la escuela, para que los niños sigan las clases; en la sanidad, para explicar qué sucede cuando vas a urgencias o a una consulta y en tantos otros sitios». Teresa explica esto y lo ejemplifica con muchos episodios duros de su vida. Ella mueve sus manos y pone la voz Rosa, que es la intérprete de la Asociación de Persoas Xordas de Ferrol. «Mi labor no es dar apoyo, soy una traductora que les acompaña cuando necesitan ir al médico, al juzgado, a donde sea... Como una intérprete de otro idioma, presto mi voz, pero nada más», puntualiza, mientras Teresa asiente con énfasis.

Cuando esta figura no existe comienzan los problemas para los no oyentes: «Una vez estuve un mes esperando que llegase la intérprete a mi escuela, un mes sin poder seguir la clase; otra vez una profesora de un ciclo me dijo que al ser sorda no tenía cultura, lloré mucho, me sentí muy mal, pero no me rendí... ¿Cómo podía saber ella de mis capacidades? Al final, terminé esos estudios y tuvo que felicitarme, pero su objetivo real era que yo abandonase», rememora sentada en la terraza del Bonilla en la plaza del Callao, muy cerca del colegio Compañía de María, donde han estudiado sus dos hijas.

También recuerda cuando tuvo que llevar a una de ellas a urgencias y el plantón que recibió al intentar explicar a los sanitarios qué le sucedía: «La enfermera se dio cuenta de que era sorda y se fue, me dejó allí sola», se queja de una situación que ha vivido demasiado, como todas las personas sordas. «Te dejan a aparte y no debe ser así, solo necesitamos ayuda, como un extranjero que no conoce el idioma», dice una mujer que en los años 70, cuando contaba 17 años, quería estudiar Bellas Artes y nadie, ni sus propios padres, le dieron el apoyo para hacerlo, porque «pensaban que no merecía la pena». Teresa se rebeló y no solo ha completado ciclos de formación, sino que tiene titulación para desarrollar su labor como agente de desarrollo de la comunidad sorda y es especialista de la lengua de signos española. Y quiere lo mismo para el resto de personas que no pueden oír. «Cuando me casé vine a Ferrol y recuerdo que en el primer embarazo tenía que acompañarme mi suegra a las consultas, eso no puede ser, la sanidad tiene que tener a personal con conocimientos de lengua de signos, igual que los centros de mayores», cuenta tras dar una charla en la residencia DomusVi de Ferrol. Teresa entró en la asociación de personas sordas de Ferrol como secretaria y desde hace 22 años es una presidenta infatigable, que nunca se cansa de hacer visibles la realidad del día a día de una persona que no oye.