El pleno de Ferrol tumba las cuentas de Emafesa y aplaza la votación del saneamiento rural

FERROL CIUDAD

CESAR TOIMIL

El gobierno retiró el punto del orden del día para evitar que fuese rechazado

25 ago 2022 . Actualizado a las 23:15 h.

El pleno de agosto se preveía acalorado, y lo fue: en las formas y en el resultado, que deparó al gobierno local un revolcón en temas cruciales para la ciudad. El saneamiento pivotó buena parte de una sesión de casi cinco horas que tumbó las cuentas de Emafesa correspondientes a seis ejercicios, forzó la retirada del punto que incluía el saneamiento de la zona rural y rechazó el pliego para la contratación del nuevo servicio de jardines, que ya había visitado el pleno hace un mes.

El ambiente preelectoral impregnó una sesión de la que el gobierno local únicamente consiguió arrancar el apoyo del PP para reclamar a Narón 3,5 millones de euros por deudas contraídas con Ferrol por el saneamiento. Y la conformidad para el proyecto del colector del río Sardiña, con la única abstención del BNG. El resto constituyó desde el principio un exponente de la convulsa política municipal, ante un salón de plenos repleto de un público compuesto por colectivos con intereses en los distintos debates.

El PSOE pagó el precio de su gobierno en minoría y de llevar a pleno los temas sin tener los votos atados. Y así, en un debate que diluyó la frontera entre los distintos puntos, lo primero que cayó fueron las cuentas anuales de Emafesa del 2016 al 2021, con un balance global de 2,4 millones de euros en pérdidas, documentos contables con repercusión directa sobre los ciudadanos, reiteró la concejala de Economía e Facenda, María Teresa Deus, al supeditar a su aprobación las inversiones del saneamiento de la zona rural. Pero la oposición no compró el argumento y se plantó. Primero el BNG, que acusó al gobierno local de tener como único objetivo «sanear as contas» de Emafesa y su socio privado, en un debate sobre el saneamiento que Iván Rivas calificó de «absoluto despropósito». Le siguió Ferrol en Común, que aunque «por coherencia» dio su insuficiente apoyo a las cuentas, no escatimó reproches a la «deriva» del gobierno socialista y su «brazo de madeira», dijo Jorge Suárez, al presentar documentos cerrados al pleno, sin posibilidad de negociación.

PP: «Estrategia política»

Y el PP, decisivo con sus doce votos, enmarcó la decisión de votar en agosto cuestiones fundamentales en una «estrategia política de huida hacia adelante», consistente en que los plenos rechacen los asuntos «y decir que son las víctimas de algo que ustedes han provocado». Así lo resumió el líder popular, José Manuel Rey, que instó al gobierno a retirar las cuentas del orden del día: «Reformulémoslas y aprobémoslas sin salvedades para evitar responsabilidades», pidió. El gobierno no atendió la petición y se votó, imponiéndose la suma en contra de los catorce ediles de PP y BNG.

Sí la aceptó el gobierno local tras el arduo debate sobre la adenda al protocolo de ejecución entre el Concello y Emafesa, que incluye las inversiones para el saneamiento de la zona rural, antes de que corriese la misma suerte. El alcalde, Ángel Mato, aceptó retirar el punto. Pero antes tuvo que escuchar a la representante de la Plataforma pola Remunicipalización, Lupe Ces, que lo advirtió de que «vai poñer ao raposo a coidar do galiñeiro do saneamento no rural», en alusión al socio privado de Emafesa, Socamex. Y al presidente de la agrupación de asociaciones de vecinos de la zona rural, Manuel Sendón, que hablaba, defendió, como ciudadano: «Estamos cansados de este juego de tronos», espetó. «Pensé que veníamos aquí a solucionar un problema, pero veo que cada vez tenemos más», señaló tras pedir a los concejales su apoyo y a que pensaran como ciudadanos. «No queremos votar en contra de esto», advirtió Rey Varela, aludiendo a falta de garantías en la financiación y a la falta de cumplimiento de los puntos tratados en encuentros con el gobierno desde el 2019.

FeC: «Ferrol, a cidade imposible»

«Ferrol no ámbito político é a cidade imposible, estamos atrapados no tempo», expresó Suárez al tiempo que destacó la esterilidad de votar un punto sin haber aprobado las cuentas, mientras Rivas pidió que se desvinculase el saneamiento del rural de Emafesa. Visto el panorama, Mato claudicó: «Retiramos este punto, pero non podemos dilatar máis unha cuestión que é fundamental», y que aseguró que someterá de nuevo a pleno «á maior brevidade posible».

Oposición en bloque al pliego de jardines 

La temperatura se elevó con el debate del pliego de jardines. Regresaba al pleno sin cambios 29 días después de que la oposición hubiese forzado su retirada del orden del día. Y con esos mimbres, el gobierno local se quedó solo en su apoyo a un punto que, defendió, se llevaba a pleno por una cuestión de legalidad para regularizar un contrato vencido desde el 2017 y con el que, defendió la concejala de Obras e Servizos, Ana Lamas, se quería garantizar también la estabilidad de la plantilla y un mejor servicio: «Onte [por el miércoles] recibín innumerables queixas» de vecinos, admitía, al tiempo que reconocía que, de ser aprobado, no entraría en vigor hasta el siguiente mandato. No tuvo ocasión de comprobarlo, ya que los tres grupos de la oposición votaron en contra. «É unha ousadía, unha irresponsabilidade e unha provocación», resumió por el PP el viceportavoz, Alejandro Padilla. «Non se poden equivocar dous terzos da corporación e toda a plantilla de xardíns, algo está fallando», dijo Suárez instando al gobierno local a reflexionar. «Esto é unha provocación», coincidía Rivas.

También lo consideran así los trabajadores, por los que habló en su representación Sindo Pena: «Ninguna corporación ha maltratado a estos trabajadores como la que tenemos aquí delante», aseguró. Someter al pleno el pliego un mes después del debate de julio «lo entendemos como un acto de provocación, un signo de prepotencia y de deslealtad», incidió. Las intervenciones de la concejala Ana Lamas fueron interrumpidas por gritos desde las bancadas y se convirtió en objeto de imprecaciones, insultos y gestos ofensivos por parte de algunos trabajadores presentes, a los que el alcalde advirtió con el desalojo, que al final no se produjo.