«La sostenibilidad es tendencia, pero ya la practicaban nuestras abuelas»

Elba de la Barrera Agulló
elba de la barrera FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

Las integrantes de Longa Vida
Las integrantes de Longa Vida MARTA BALADO

Emprendedoras de la provincia celebran el auge del consumo responsable

22 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo sostenible está de moda, Cada vez son más las iniciativas de consumo responsable que proliferan en la provincia de A Coruña. Pero, más allá de la etiqueta eco o sustentable, hay toda una filosofía de vida. En Ferrol, Antía Orjales y Helga Filgueira están detrás del proyecto Longa Vida Handmade, una iniciativa de reciclaje textil que emprendieron, casi por casualidad, hace poco más de dos años. Ambas, que anteriormente ya customizaban algunas de sus prendas, desempolvaron dos antiguas máquinas de coser de la familia y decidieron introducirse en el universo de la economía circular y el consumo responsable.

Actuamente, de las puntadas de Helga surgen riñoneras, neceseres, bolsos o portalibros, entre otros enseres. «Cuando veo algún producto de Longa Vida soy plenamente consciente de la procedencia de cada retal de tela», sostiene la costurera ferrolana.

Más que una moda

Sobre el auge de las marcas con cuño ecológico, ambas emprendedoras celebran que los consumidores más jóvenes «ya tienen una semillita plantada, que en nuestra generación sería impensable y eso es positivo». No obstante, advierten de que la sostenibilidad va mucho más allá de la tendencia. «A lo que ahora le llaman upcycling ya lo practicaban nuestras abuelas cuando aprovechaban los retales para confeccionar paños de cocina», reflexiona Antía. Para las promotoras de Longa Vida el consumo responsable es una modo de entender el mundo. «Cuando haces las cosas y las haces de manera real, es algo que acabas transmitiendo», determinan las emprendedoras. Hay, en opinión de Antía y Helga, un tipo de público que se cuestiona las cosas, está concienciado y se informa. «Hay veces que en los mercados la gente pregunta por la procedencia de las telas, las cremalleras y si lo cosemos nosotras y es algo que, lejos de parecernos mal, nos genera una sensación muy guay», ahondan. Y es que, en su caso, la totalidad de los elementos utilizados para la fabricación de sus productos proceden de retales de ropa desechada y materiales adquiridos en tiendas locales. «Todo ese proceso requiere de muchísima planificación y tiempo, pero estás generando riqueza en la zona y este es un proyecto de barrio», apunta Helga. Ambas creadoras sostienen que «más allá de la purpurina de las redes y los anglicismos del sector, tiene que haber alma. Si la perdemos, lo dejamos», concluyen.