Las primas de Moby Dick

Eduardo Riestra
eduardo riestra TIERRA DE NADIE

FERROL CIUDAD

31 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Parece que la población mundial de orcas asciende a 50.000, casi como la de Ferrol (en torno a 63.000 vecinos). Y también que un pequeño grupo comete actos vandálicos. Se llaman las Gladis, y están creando tan mala fama a la especie que sus congéneres deberían tomar cartas en el asunto. Sin llegar a ser orcas asesinas —porque aún no hubo nunca un hombre al agua, que se sepa— sí están dando sustos a los tripulantes y disgustos a las aseguradoras, aunque esto segundo no me preocupa, la verdad. 

Los cetáceos son seres tranquilos y bonachones, sobre todo ballenas y cachalotes. Los delfines son un poco más gamberros, pero tienen buena intención. Lo que les pasa es que, como a los adolescentes, les sobran calorías. Yo recuerdo de niño que un armador amigo de mis padres nos traía de vez en cuando colmillos de cachalote que nos hacían soñar con «mares nunca dantes navegados», que diría Camões. Los humanos hemos cazado ballenas hasta hartarnos, y, si no, visiten ustedes el museo Massó de Bueu. A principios del pasado siglo, un inglés llamado Frank Bullen escribió un libro fascinante titulado La travesía del cachalote, que narra sus peripecias durante casi tres años a bordo de un barco con el que da la vuelta al mundo cazando cetáceos. Es una lectura cruenta y emocionante que le encantaba al propio Kipling y que tuvo en su época un éxito extraordinario. A Bullen, las Gladis le hubieran durado un par de horas. Lo que se tarda en bajar los botes, lanzar arpones y largar cabo. Y fin de la historia.