No va más. Es la hora de que Ferrol y, por extensión, la comarca, pegue un puñetazo en la mesa. El inicio de la fabricación de las fragatas F-110 en Navantia garantiza oxígeno laboral y económico para varios años. Pero si algo hemos aprendido en las últimas décadas por estos lares es la facilidad con la que las oportunidades se esfuman.
Por fin pinta bien. Pero si de nuevo se dejan pasar las opciones la historia se repetirá. Es el momento, ahora, de garantizar el futuro. De que la diversificación sea una realidad. De que el talento local (que lo hay, y muchísimo) no se forme aquí para tener que hacer la maleta y trabajar en otra parte.
¿Qué le toca a las administraciones públicas? Lo que les ha tocado siempre. Tanto a los concellos como a la Xunta y al Gobierno central. Apoyar, pero también supervisar y fiscalizar. Que ni un euro de ayudas vaya a parar a manos de tahúres. Que se agilicen trámites para facilitar las inversiones privadas serias. Llamar a las puertas de Madrid una y otra vez hasta que Ferrolterra deje de tener la ridícula conexión ferroviaria que hay en la actualidad. Resumiendo, que los representantes de los ciudadanos hagan su trabajo.
Las líneas entre el éxito y el fracaso suelen ser muy finas. Que cada cual haga su parte con método y seriedad. De eso depende el futuro de nuestros jóvenes. Nada más y nada menos. Y el tiempo vuela. No va más.