El corte de dos manzanas en la calle de la Iglesia abre un año y medio de obras en Ferrol

FERROL CIUDAD

El tráfico de la calle de la Iglesia quedó cortado desde San Diego y hasta Méndez Núñez a primera hora de la mañana de este jueves.
El tráfico de la calle de la Iglesia quedó cortado desde San Diego y hasta Méndez Núñez a primera hora de la mañana de este jueves. CESAR TOIMIL

Incertidumbre y preocupación entre negocios y vecinos de la zona

08 jun 2022 . Actualizado a las 21:21 h.

La calle de la Iglesia ya está, oficial y físicamente, en obras. El corte este jueves de las dos primeras manzanas de la vía —entre San Diego y Méndez Núñez— abría un año y medio de obras para reconvertir la principal vía perimetral de la cuadrícula de A Magdalena en un bulevar arbolado, con circulación, pero sin coches en sus márgenes. Los automóviles que intentaban desde primera hora de la mañana acceder a través de la Cuesta de Mella —de sentido único desde hace semanas— se topaban con vallas que obligaban a ascender por San Diego. Y los que trataban de bajar por Arce, eran reconducidos por Magdalena. Los buses estrenaron su nuevo trayecto, y parada, en Irmandiños. Y la zona de carga y descarga frente al mercado permanecía por la mañana inusualmente vacía: primero los coches no podían acceder hasta ella, y el asfalto comenzaba poco después a levantarse precisamente en la intersección con Méndez Núñez.

Este es el nuevo mapa de la circulación en A Magdalena que vecinos y negocios acogen con preocupación e incertidumbre: por la duración de las obras, por la incertidumbre de su resultado pero, sobre todo, por la supresión de las 125 plazas de aparcamiento. La obra avanzará de dos en dos manzanas, y en esta primera fase, cuya duración se desconoce, se han suprimido quince. De momento no se conoce más alternativa que la intención del Concello de ofrecer plazas por 39 euros al mes en el párking Irmandiños, que aún no se ha hecho efectivo.

Cuatro millones para transformar un arteria de A Magdalena

Más de cuatro millones de euros, 130 árboles y 18 meses para transformar los 750 metros de trazado de una de las arterias principales del tráfico en A Magdalena. Son los datos que resumen el macroproyecto urbanístico que cambiará para siempre una calle en avanzado estado deterioro que el gobierno local aspira a convertir en modelo para la ciudad. Para ello, no habrá aparcamientos en los arcenes, y el espacio se ganará para el peatón, que podrá pasear por aceras de hasta cuatro metros de ancho en el margen de los edificios residenciales, mientras que en la margen más monumental —en la que se alinean la concatedral de San Xiao, el teatro Jofre, Correos y Afundación— alcanzarán los 2,60. Se plantarán árboles de catorce especies distintas, en un guiño a la alameda original del siglo XVIII. Y habrá nuevo alumbrado —con farolas de doble brazo— y mobiliario.

Tosi Redondo tiene un centro de masajes que lleva su nombre en la calle de la Iglesia.
Tosi Redondo tiene un centro de masajes que lleva su nombre en la calle de la Iglesia. R.P.P.

Tosi Redondo, propietario de un centro de masajes

«Un cliente ya lo he perdido mientras duren las obras»

Tiene su centro de masajes en la zona que ayer quedaba vallada. «No han venido ni a hablar con nosotros», lamentó Tosi Redondo. Da por descontada una repercusión que aún no es capaz de calibrar. «Todavía no sé cómo me afectarán las obras, pero un cliente ya lo he perdido mientras duren», advierte, detallando que es un hombre con mala movilidad «que dejaba el coche cerca». y que ahora ya no puede hacerlo. No obstante, «entiendo que tiene que haber obras, porque supongo que serán para mejorar», admite.

Concepción Torrente en el puesto de pescado del mercado central, donde trabaja desde hace cuarenta años.
Concepción Torrente en el puesto de pescado del mercado central, donde trabaja desde hace cuarenta años. R.P.P.

Concepción Torrente, pescadera en el mercado de A Magdalena

«Va a ser un follón, tenía que haber un carril hasta la plaza»

Lleva cuarenta años de pescadera en el mercado de A Magdalena. Y Concepción Torrente no presagia nada bueno sobre las obras que se ciernen: «Va a ser un follón», dice temiendo los efectos en un negocio que dejará en septiembre. «Ahora nos cierran ahí. ¿Y cómo quieren que venga la gente? ¿Por el aire? Lo que tienen que hacer es un carril para que puedan venir a la plaza», demanda. «Hay que pensar un poco en los demás», exige al Concello. «Es una vergüenza, nos están matando: nos matan con impuestos y nos acaban de rematar», apunta.

Óscar Rodríguez, vecino de la calle de la Iglesia, asomado a la ventana del primer piso en el que vive.
Óscar Rodríguez, vecino de la calle de la Iglesia, asomado a la ventana del primer piso en el que vive. R.P.P.

Óscar Rodríguez, vecino de la calle de la Iglesia

«A ver los árboles, porque hasta la ventana llegan fijo»

Asomado en el primer piso de la vivienda que habita desde hace un par de meses, Óscar Rodríguez tiene vistas inmejorables: hacia el Arsenal y hacia las obras recién estrenadas. Lo que más le preocupa es su resultado. Y sobre todo, los árboles. Justo enfrente le tocan una acacia y un abeto. «A ver, porque no son especies pequeñas y hasta esta ventana llegan fijo, podrían taparnos la vista», teme. Lo que más le molestaba hasta ahora era la parada de los buses: «Abres la ventana y tragas el humo». Pero pese a todo, «lo que sea arreglar la calle está bien».