Los buses y trenes que aíslan a Ferrol

FERROL CIUDAD

Autobuses de distintas líneas en la parada de la plaza de Galicia, el principal intercambiador del centro de la ciudad.
Autobuses de distintas líneas en la parada de la plaza de Galicia, el principal intercambiador del centro de la ciudad. JOSE PARDO

El transporte público recibe la peor nota de Galicia en la encuesta de Sondaxe por un servicio deficitario que no se adapta a la demanda

30 may 2022 . Actualizado a las 22:53 h.

Los ferrolanos son los gallegos más descontentos con su transporte público. Lo dicen los datos de la encuesta de Sondaxe, que otorgan el único suspenso de la Galicia urbana en este ámbito: un 4,71 que está ocho décimas por debajo del promedio de las siete grandes ciudades. Y lo avala también la opinión de los usuarios, que se encuentran con un servicio que no se adapta a sus necesidades. Las protestas arrecian por los caminos de asfalto y los de hierro: ni los buses urbanos, ni los interurbanos, ni los trenes de cercanías ni los de media distancia cumplen sus expectativas.

La conexión Ferrol-A Coruña capitaliza buena parte de la indignación. En tren, el recorrido se hace por un trazado de hace más de un siglo y a velocidad de bicicleta, lo que se traduce en trayectos de más de una hora y veinte minutos, cuando en coche se cubre en poco más de media hora. Y en bus la situación ha empeorado desde el cambio de concesión que realizó la Xunta en esta línea hasta la ciudad herculina y en otras interurbanas. Una plataforma de afectados denuncia sus efectos: la reducción de trayectos y la modificación de horarios, que sumado a la falta de refuerzos en los tramos con más demanda implica que a menudo quede gente tirada en las paradas. Y once municipios de las comarcas de Ferrol y el Eume hacen frente común con una recogida de firmas para poner fin a las quejas por la «supresión de frecuencias, o incumprimento duns horarios que non cobren a demanda real da poboación o la supresión das rutas sen previo aviso».

El ferrocarril de cercanías de la antigua Feve ya no es una alternativa puntual, debido a las numerosas incidencias y la reducción de viajes. Y aunque los buses urbanos no generan tantas quejas, los usuarios demandan más frecuencias y puntualidad.

Recuperación de la demanda

Este servicio ha recuperado el 85 % de la demanda previa a la pandemia. Y Alsa, la concesionaria del transporte público urbano de Ferrol, defiende las mejoras implementadas desde que asumió la concesión, entre las que destaca la conexión del hospital Naval, una reiterada demanda ciudadana, o el incremento de frecuencias con la zona rural. Además, fuentes oficiales apuntan que este año quedará renovada toda la flota, con todos los buses con wifi gratis, enchufes para móviles o sistema de detección de fatiga del conductor. Y frente a los datos de Sondaxe, en una encuesta realizada sobre la población general, manejan sus propios estudios de satisfacción entre los usuarios, que le ponen un ocho a su valoración general del servicio.

«Os veciños de Ferrol teñen transporte urbano grazas á Xunta», recuerda la Consellería de Infraestruturas e Mobilidade, que señala que, junto a Pontevedra, es la única que «non exerce o seu deber legal» de prestar este servicio. Considera «bo» su funcionamiento y destacó la subida del 41 % alcanzando los 338.867 viajes entre enero y marzo.

«O principal problema do transporte de Ferrolterra é o estado do ferrocarril», traslada la Xunta porque «o autobús cubre o servizo que o ferrocarril non presta». Y en este sentido, califica de «incuestionable» el esfuerzo autonómico por «axustar a oferta á demanda con continuas adaptacións e reforzos co obxectivo de atender todas as necesidades particulares, que son moitas e diversas. Consideramos que coas melloras introducidas o nivel de satisfacción dos usuarios mellorou», sostiene, asegurando que «seguiremos co labor de seguimento».

Las propuestas municipales

El alcalde, Ángel Mato (PSOE), considera «urxente» que la Xunta aborde el problema de las líneas interurbanas, al que atribuye la baja calificación de los ferrolanos, y que considera que «dificulta a centralidade de Ferrol» en las comunicaciones en la comarca. Y respecto al urbano, asegura que «imos tratando de mellorar pouco a pouco» aunque, admite, hay «marxe de mellora». Y enarbola el Plan de Mobilidade como la herramienta clave.

El PP pone encima de la mesa tres propuestas, a través de su portavoz municipal, José Manuel Rey Varela: la ampliación municipal de líneas y frecuencias sobre los servicios urbanos que presta la Xunta, la estación intermodal y la potenciación de cercanías de la antigua Feve.

Una concesión «desastrosa»

Para Jorge Suárez, de Ferrol en Común, la mala nota al transporte se deriva, en el caso del bus, de un sistema de concesiones «desastroso» por parte de la Xunta, cuya solución, considera, es «dotar de máis orzamento esa concesión» y articular líneas regulares que den servicio al rural y comuniquen «dignamente» la ciudad. Y para el tren, acometer la eliminación del baipás de Infesta y retocar las curvas del trazado, así como dedicar inversión y mantenimiento a Feve.

Para el BNG el problema tiene origen en un modelo urbanístico «de hai trinta anos» que «segue desenvolvendo unha cidade para os coches», declaró Iván Rivas, portavoz nacionalista en Ferrol, que insiste en reclamar la gestión directa por parte del Concello del transporte urbano y otros servicios.

Multas y falta de aparcamiento lastran la opinión sobre el tráfico

En una ciudad sin grandes problemas de circulación ni atascos el tráfico es el ámbito que más castigan los ferrolanos. Lo hacen otorgándole su peor nota, un 4,66, porque bajo ese amplio paraguas los conductores engloban el estado de las calles y también los problemas para aparcar en una de las pocas ciudades sin regulación del estacionamiento en superficie —más allá de la carga y descarga— y donde no existe zona ORA. También las sanciones por infringir límites de velocidad o el código de circulación, que reportaron a las arcas locales 2,6 millones de euros el pasado año.

«As políticas en materia de tráfico son as axeitadas», defiende el alcalde, en una «aposta pola seguridade que reduxo os sinistros». Se refiere al radar de A Malata, donde desde su activación, hace dos años, no se produjo ningún accidente. Pero también a la polémica declaración de zona 30 de todo el casco urbano, incluidos los accesos.

Reducir la intensidad

Su modelo de ciudad para por «reducir a intensidade do tráfico» y ganar espacio para los peatones pero «aportando solucións», entre las que citó los aparcamientos de Canido y del CHUF. Entre las que hay sobre la mesa está el ofrecimiento de plazas a 39 euros en el párking Irmandiños.

Otra visión tiene el grupo mayoritario de la corporación, el PP, que considera una «mala decisión» limitar a 30 kilómetros por hora la velocidad en la avenida de Esteiro y las carreteras de Castilla y Catabois, en una crítica que comparten la asociación de vecinos de San Pablo-Catabois, hosteleros de esa zona y Esteiro y otros colectivos. Rey Varela reprocha el «uso abusivo» del radar y el multamóvil. Reducirlo sería una de sus medidas, así como habilitar aparcamientos disuasorios: «El coche no puede ser un problema», defiende.

Y mientras, el BNG quiere «recuperar o espazo público para a xente mediante a redución do tráfico rodado, a peonalización e a humanización da cidade», esgrime Iván Rivas.

Zonas verdes y parques sin mantenimiento adecuado

El mantenimiento de los parques y zonas verdes de la ciudad es insuficiente a ojos de los ferrolanos, afectado también por la huelga iniciada hace dos meses por los trabajadores del servicio. El regidor prometió que el nuevo pliego del servicio saldrá «o máis axiña posible» y con él «vai mellorar a cualificación de todos estes parques». Para el PP urge solucionar el conflicto y regular ese contrato, así como habilitar un servicio permanente de desbroces en el rural. FeC atribuye la situación al «deterioro sostido» de los servicios y a «unha falta de contratos» que hace que Ferrol «estea a quedar atrás e que a apariencia da cidade sexa decadente». El BNG cree que el futuro pasa por la recuperación de nuevas zonas verdes y una ciudad «máis saudable».