«As políticas en materia de tráfico son as axeitadas», defiende el alcalde, en una «aposta pola seguridade que reduxo os sinistros». Se refiere al radar de A Malata, donde desde su activación, hace dos años, no se produjo ningún accidente. Pero también a la polémica declaración de zona 30 de todo el casco urbano, incluidos los accesos.
Reducir la intensidad
Su modelo de ciudad para por «reducir a intensidade do tráfico» y ganar espacio para los peatones pero «aportando solucións», entre las que citó los aparcamientos de Canido y del CHUF. Entre las que hay sobre la mesa está el ofrecimiento de plazas a 39 euros en el párking Irmandiños.
Otra visión tiene el grupo mayoritario de la corporación, el PP, que considera una «mala decisión» limitar a 30 kilómetros por hora la velocidad en la avenida de Esteiro y las carreteras de Castilla y Catabois, en una crítica que comparten la asociación de vecinos de San Pablo-Catabois, hosteleros de esa zona y Esteiro y otros colectivos. Rey Varela reprocha el «uso abusivo» del radar y el multamóvil. Reducirlo sería una de sus medidas, así como habilitar aparcamientos disuasorios: «El coche no puede ser un problema», defiende.
Y mientras, el BNG quiere «recuperar o espazo público para a xente mediante a redución do tráfico rodado, a peonalización e a humanización da cidade», esgrime Iván Rivas.
Zonas verdes y parques sin mantenimiento adecuado
El mantenimiento de los parques y zonas verdes de la ciudad es insuficiente a ojos de los ferrolanos, afectado también por la huelga iniciada hace dos meses por los trabajadores del servicio. El regidor prometió que el nuevo pliego del servicio saldrá «o máis axiña posible» y con él «vai mellorar a cualificación de todos estes parques». Para el PP urge solucionar el conflicto y regular ese contrato, así como habilitar un servicio permanente de desbroces en el rural. FeC atribuye la situación al «deterioro sostido» de los servicios y a «unha falta de contratos» que hace que Ferrol «estea a quedar atrás e que a apariencia da cidade sexa decadente». El BNG cree que el futuro pasa por la recuperación de nuevas zonas verdes y una ciudad «máis saudable».