Margarita Sánchez, historiadora: «Si los restos de las murallas son antiguos son importantes para Ferrol»

FERROL CIUDAD

La investigadora Margarita Sánchez, en foto de archivo, estudia la antigua muralla de Ferrol.
La investigadora Margarita Sánchez, en foto de archivo, estudia la antigua muralla de Ferrol. CESAR TOIMIL

La especialista prioriza la datación de los hallazgos para confirmar si son medievales y pide que se conserven

17 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El reciente descubrimiento en Ferrol Vello de lo que podrían ser los primeros restos de la muralla medieval de la ciudad la cogió ya jubilada de su labor como docente, pero no así de su faceta como investigadora. Margarita Sánchez Yáñez (Ferrol, 1948), experta en la historia local, su Semana Santa —realizó el informe preceptivo para conseguir la declaración de interés turístico internacional— y autora de libros y trabajos sobre San Sadurniño o el castillo de La Palma, escribió sobre la antigua muralla en las primeras publicaciones de Estudios Mindonienses. Y precisamente este tema es uno de los que aborda en la actualidad. A la espera de concretar lo hallado, la experta tiene claro que los restos deben ser conservados.

—¿Cree factible que lo aparecido sea la muralla medieval de Ferrol?

—Hay varias posibilidades. Lo fundamental es hacer el análisis arqueológico, aunar ideas conjuntamente con la historia, contextualizar y determinar la importancia del hallazgo, considerando que se pueda completar en el futuro con otros.

—¿Cuáles son esas posibilidades?

—La primera es que Ferrol fue un castro. Posiblemente la parte de habitación fuera la próxima a A Tafona y el parque Reina Sofía, y quizá la de Canido, especialmente en casos de inseguridad, pero el socastro pudo extenderse hasta el litoral. Lo primero que conocemos es el camino o calle del Castro que llevaba a la ribera de Curuxeiras y desde esta, subiendo por el Supereiro —la parte que asciende hacia las el Socorro y hacia el parque— se llegaba al castro. Como es un territorio de hábitat continuado no conocemos si en esa parte baja ya existió un primer muro defensivo. Pero pudo haberlo. Por eso es importante encontrar la forma de establecer la cronología.

—Pero hay más opciones, claro...

—Una segunda posibilidad es que, siguiendo a Alonso López, Ferrol como tal fuese una refundación sueva. A esta posibilidad, que nos lleva a la alta Edad Media, yo le añadiría otra casi coetánea que sería una posible fundación bretona con el nombre de Ferrion, que significaría embarcadero sobre pilastras. Otra posibilidad nos lleva a la segunda mitad del siglo IX y al XI, donde ya está documentada la parroquia de San Julián, junto a la actual calle del Castro. En el siglo XII claramente se le llama villa y por tanto cabe pensar que estaba fortificada. Diferentes autores la consideran villa fortificada en 1214, 1300 y 1368. Cuando pasó a depender jurisdiccionalmente de Fernando de Andrade, en 1371, tenía que tener su castillo y su picota. Por último, cuando en el siglo XVIII se hacen los primeros planos para las reales obras aparece Ferrol Vello y, al lado oeste de la puerta del Castro, en la parte nordeste de la plaza de la antigua y desaparecida iglesia de San Julián, hay dibujada una planta con un número y en la cartela aparece con el nombre de Castillo. Sabemos que por entonces esas edificaciones estaban ya muy deterioradas.

—¿A cuál de esas etapas cree que se pueden corresponder los restos hallados?

—Es fundamental datar el hallazgo y contextualizar los diferentes materiales o restos, para situarlos en alguna de estas etapas y verificar que son restos de una muralla y no de otro tipo de construcción. Si son antiguas son importantes para Ferrol porque nos caracterizamos por deshacernos de todo tipo de restos de nuestro pasado. Hay que estudiar, valorar y ver bien qué hay y cómo lo podemos conservar accesible. Y quizás incluso, posiblemente, hacerlo compatible con una vivienda, dejando a la vista esa parte. Yo no puedo pronunciarme, y tampoco lo haría sin informe de los arqueólogos, pero sé que Ferrol Vello es una de las zonas en que se conserva más y es más fácil encontrar vestigios.

—¿Y con los restos de las cenizas?

—También hay que procurar datarlos y ver si en ellos hay escorias de mineral y de cuál, o restos de grano o de castañas, y tratar de saber si corresponde o no con el célebre incendio, que se originó en 1568 en una herrería y quemó casi todas las casas, más de 300, cuyo material de construcción era en buena parte madera. Por eso se salvaron edificios como la iglesia de San Julián y el convento de San Francisco. En el futuro, en otras obras que se vayan realizando, no se puede olvidar tener en cuenta las cosas que se puedan ir encontrando, para establecer posibles relaciones entre los diferentes hallazgos.