En la peli «El club de la calceta»
Entre la legión de personas que tejen a su lado o con sus ovillos está una mujer que supera los 90 y que ha comenzado una labor para hacerle una chaquetita a su tataranieto; muchas madres y muchas personas derivadas desde consultas mentales. «Es cierto que viene gente a clase de calceta porque se lo receta el psiquiatra o el psicólogo, una vez vino incluso una psicóloga para que su hija empezase y me explicó lo bueno que era para la mente un ejercicio como este», dice una mujer que ha superado los 60 años y a la que no hace falta preguntarle si le gusta su trabajo. Su trato amable y su cara relajada lo dicen todo. Tiene mucha paciencia y pocos pupilos se le resisten: «Solo recuerdo una con la que no lo conseguí: calcetaba muy flojo, todo le quedaba grande y le cambié de agujas, pero no había manera», cuenta con una gran sonrisa.
Los productores de la película El club de la calceta recorrieron media Galicia buscando prendas de punto elaboradas a mano hasta que dieron con su gran colección: «Se llevaron 29 para hacer la película, mucho menos de la mitad de todo lo que tengo en mis armarios y bien guardado en los desvanes», dice Montse antes de ponerse otra vez con su labor hasta que la próxima clienta entre por la puerta.