Los percebeiros de Ferrol piden aplicar planes de veda para la mejilla en su zona

Manuel Arroyo Alves
M. Arroyo FERROL

FERROL CIUDAD

Extracción de la cría de mejillón en la costa local
Extracción de la cría de mejillón en la costa local CEDIDA

Denuncian que, al extraer la semilla, los bateeiros esquilman el hábitat del percebe

22 abr 2022 . Actualizado a las 21:58 h.

«Ni estamos de acuerdo con los incidentes ocurridos ni pretendemos ir nosotros a extraer la mejilla. Solo queremos que nos respeten la costa». Son palabras de percebeiros de la Cofradía de Ferrol tras los altercados de los últimos días con bateeiros del sur de Galicia, que acuden a la costa local a extraer la semilla del mejillón para instalarla en sus estructuras flotantes, principalmente de la ría de Arousa, donde existe una mayor densidad de bateas.

El conflicto enfrenta desde hace un par de años a los dos colectivos. ¿Por qué? Los percebeiros del pósito ferrolano faenan en función de un plan de explotación que contempla vedas en determinadas áreas —como Doniños, San Xurxo o Prior— y épocas del año. Es decir, mantienen en una suerte de barbecho zonas de roca para que el percebe críe. Pero esos planes no afectan a la mejilla, cuya extracción está totalmente abierta desde la torre de Hércules, en A Coruña, hasta cabo Ortegal. Es por esto que los bateeiros del sur acuden con frecuencia a la costa local y, en especial, a las zonas de fácil acceso, que son, en muchos casos, también las más preciadas para los percebeiros. «No nos oponemos a que vengan [los bateeiros], pero hace falta un reglamento y vedar la zonas productivas de percebe, porque al ‘limpiar‘ la roca acaban con el hábitat de las larvas del crustáceo», aseveran dos portavoces del gremio local.

Denuncias e incidentes

Durante las últimas semanas, el ambiente se ha caldeado sobre el terreno y en las redes sociales, hasta llegar a denuncias por daños en vehículos y escaramuzas. Los bateeiros señalaron sabotajes en sus vehículos mientras trabajaban en la zona de Doniños y Prior, donde hubo coches que aparecieron con las ruedas rajadas y otro volteado, hechos de los que se han desmarcado desde la Cofradía de Ferrol que, a su vez, denuncia provocaciones verbales —e incluso agresiones físicas— de los recolectores de la mejilla hacia los percebeiros de a pie, es decir, aquellos que no disponen de embarcación y cuyo medio de vida depende de la «cantidad y calidad» del percebe que debería crecer en las piedras «arrasadas por la extracción de la mejilla».

Las reglas del mar

«Con los bateeiros de Lorbé —recalcan— nunca hubo problema. Siempre llaman primero a la Cofradía y preguntan donde pueden ir para no dañar los recursos», ejemplifican los portavoces de la Cofradía para defender que es posible una explotación conjunta, pero en la que todos «jueguen con las mismas reglas». En este sentido, apuntan directamente a la Consellería do Mar como «principal culpable de la situación». Aseveran así los profesionales ferrolanos que, a diferencia de otras cofradías —como la de Corme, la de Baiona o la de Muxía, «que si tienen zonas de veda»— a Ferrol «nunca llegó la circular» para demandar esas áreas restrictivas. Consultada al respecto, la Consellería do Mar recuerda que «o decreto que regula o réxime de conservación e explotación dos recursos marisqueiros e das algas establece que os plans de xestión de percebe poderán reservar zonas para a extracción de semente de mexillón». A renglón seguido, el departamento que dirige Rosa Quintana apunta que «para o período 2022 ? 2024 foron presentados 37 plans de xestión de percebe no conxunto de Galicia. Deses 37 plans, en 16 manifestouse a necesidade de protección das zonas rochosas nas que medra o percebe». No obstante, la Consellería subraya que «a Confraría de Ferrol non solicitou zonas de reserva nin propuxo ningún obxectivo en relación a este aspecto», y que «a circular foi remitida ás confrarías titulares dos 16 plans mencionadas».

En cuanto a los incidentes, la Xunta ha reforzado el servicio de Gardacostas en las «zonas de conflicto» y, además de condenar lo ocurrido, llama al «respecto mutuo entre dous sectores que comparten zonas de traballo».