Seis mil kilómetros de viaje en furgoneta para traer a Ferrol a siete refugiados ucranianos

BEATRIZ ANTÓN FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

Tito Garat (en primer término), cargando la furgoneta pocas horas antes de poner rumbo a Medyka
Tito Garat (en primer término), cargando la furgoneta pocas horas antes de poner rumbo a Medyka JOSE PARDO

Los hermanos Tito y Eva Garat partieron este miércoles con destino a Medyka cargados de artículos de primera necesidad donados por asociaciones y particulares

10 mar 2022 . Actualizado a las 11:15 h.

Las muestras de solidaridad con el pueblo ucraniano no dejan de sucederse a lo largo y ancho de la comarca ferrolana. Y si el pasado martes dos cedeireses no dudaron en embarcarse en un viaje por carretera con destino a la frontera de Polonia con Ucrania para llevar ayuda humanitaria y recoger a refugiados para traerlos a Galicia, este miércoles fueron dos hermanos ferrolanos, Tito y Eva Garat Aldereguía, los que les siguieron los pasos con el mismo objetivo.

Tras varias jornadas de preparativos, los dos hermanos han puesto rumbo al paso fronterizo de Medyka en una furgoneta de nueve plazas cargada de productos de primera necesidad, como ropa de abrigo, sacos de dormir, material sanitario, alimentos o leche y pañales para bebés, entre otros muchos artículos. Según explicaba Tito pocas horas antes de la partida, una vez allí lo entregarán a la Cruz Roja, Cáritas u otro «organismo homologado», y acto seguido recogerán a siete refugiados —los que caben en la furgoneta— para traerlos hasta Galicia y darles alojamiento en Ferrol. En la urbe naval encontrarán a tres familias dispuestas a abrirles de par en par las puertas de sus casas: la del propio Tito y su mujer, Elena Durán —padres de tres hijos—, y las de dos amigas del matrimonio.

Aunque no acogerá a refugiados, Eva Garat decidió acompañar a su hermano para no dejarlo solo en un viaje tan largo (calculan que son unos 6.400 kilómetros, entre ida y vuelta) y ayudarlo en todas las gestiones que tengan que hacer al llegar a Medyka.

Cites Ferrol cedió su local para almacenar parte del material donado por asociaciones y particulares
Cites Ferrol cedió su local para almacenar parte del material donado por asociaciones y particulares JOSE PARDO

Eva y Tito son las caras visibles de este viaje con fines humanitarios, pero detrás de ellos existe una amplia red de apoyo. Y es que, cuando se empezó a correr la voz sobre su iniciativa, fueron muchos los que se pusieron en contacto con ellos para echarles una mano. Elena Durán, la mujer de Tito, insiste una y otra vez en agradecer todo el apoyo y la ayuda prestada por el club Basketmi Ferrol, que cedió la furgoneta gracias a la mediación del Rotary Club Ferrol, así como a la asociación Áurega de Narón, el Anpa del colegio Cristo Rey, Cites Ferrol, la oftalmóloga Ana González y la Federación de Anpas de Ferrolterra Concepción Arenal, que dieron apoyo logístico y colaboraron con la donación de material. Y por supuesto, también, a todos los amigos y conocidos que de forma particular han querido colaborar con la iniciativa.

«Ha sido algo increíble, la gente se ha volcado muchísimo y todos estos días hemos recibido un montón de llamadas de personas dispuestas a colaborar», apunta agradecida Elena Durán.

También cuenta que la idea del acogimiento surgió al ver por la televisión la terrible situación a la que se enfrentan las familias ucranianas, fragmentadas por una guerra que ha generado un éxodo masivo de mujeres y niños a los países vecinos, mientras los hombres de 18 a 60 años están obligados a quedarse para combatir. «Si mi mujer y mis hijos estuviesen en la misma situación, también me gustaría que alguien les ayudase», comenta Tito Garat. «En mi casa tenemos una habitación libre con dos camas, así que podemos acoger a una madre y a un niño sin ningún problema y ofrecerles ayuda hasta que todo esto se solucione», añade a renglón seguido.

Aunque el matrimonio intentó organizar la acogida a través de diferentes oenegés, al no obtener respuesta «porque deben estar colapsadas», finalmente optó por planear un viaje de forma particular. «Mi marido es muy lanzado y está acostumbrado a situaciones duras», cuenta Elena sobre Tito, un marino mercante que durante diez años residió en Guinea Ecuatorial como responsable de una base logística portuaria.

Eso sí, el matrimonio contó con el asesoramiento de una voluntaria de Barcelona con contactos en el Consulado de Ucrania en Cataluña. Y también con el de una abogada que les explicó el procedimiento que deben seguir los refugiados al llegar a Ferrol: «Lo primero que tienen que hacer es presentarse en una comisaría de la Policía y pedir asilo como refugiados de guerra».