Vecinos de la casa ruinosa de los hermanos de A Graña: «Llevamos 12 años sin paso a nuestro edificio»

Carmela López
carmela lópez FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

El edificio ruinoso es el que tiene la fachada deteriorada y el situado a la izquierda de la foto es al que no se puede acceder, porque las escaleras son compartidas
El edificio ruinoso es el que tiene la fachada deteriorada y el situado a la izquierda de la foto es al que no se puede acceder, porque las escaleras son compartidas ESTEVO BARROS

Los dueños del inmueble anexo al de la familia que convivía con 17 perros siguen esperando a que se ejecute la orden de derribo

17 ene 2022 . Actualizado a las 22:38 h.

Primero no podían acceder a su casa porque el portal y las escaleras son compartidas con la vivienda de al lado, en la que había perros, y cuando la cubierta de esta última se desplomó tampoco pudieron hacer uso de esos espacios comunes, en los que pasaron a residir los dos hermanos sexagenarios de A Graña que convivían con 17 canes en unas condiciones infrahumanas. Y así han transcurrido ya más de 12 años desde que los hermanos Luis y Manuel Carneiro Serantes no pueden entrar en la casa que fue de su madre y siguen sin poder hacerlo a día de hoy, a pesar de que la vivienda anexa ya está deshabitada desde mediados del pasado mes de septiembre, cuando la vecina fue ingresada por orden judicial en el hospital y después en una residencia de mayores de Viveiro, donde ya estaba su hermano.

El problema radica ahora en las pésimas condiciones de las escaleras compartidas, en las que la mujer pasó acostada entre montañas de basura los últimos 15 años y en la orden de derribo y rehabilitación que pesa sobre esa casa desde el año 2018, según indican los afectados. Esa zona común, al igual que la casa ruinosa, acumulan tal cantidad de desperdicios y basura que es literalmente imposible llegar hasta la puerta de la vivienda de Luis y Manuel, pero es que, además, existe un gran riesgo de que el edificio se desplome en cualquier momento.

En vista de la situación, y de que los trámites para que el Concello de Ferrol ejecute la demolición se están retrasando más de lo previsto, los afectados han optado por dar de baja temporal la instalación eléctrica de su propiedad, ante el peligro de que las filtraciones puedan provocar un incendio.

Según la información facilitada ayer a este periódico por Luis Carneiro, dicha tramitación resulta más complicada porque el barrio de A Graña está declarado Área de Rehabilitación Urbana, pero, según manifestó, en el Concello les habían informado hace meses de que el juzgado autorizaría el derribo de la vivienda anexa cuando estuviese deshabitada, y ya lo está, y que incluso se estaba gestionando la contratación de una empresa para que realizase la demolición por la vía subsidiaria.

Pero el tiempo pasa y los afectados temen que su casa, que había superado perfectamente la última revisión de la Inspección Técnica de Edificios (año 2016), sufra daños a causa de las filtraciones que proceden de la parte del edificio anexo que está sin tejado. De hecho, hace más de dos años habían entrado a través de la casa de otros vecinos, comprobando que en el muro medianero ya había grietas y humedades.

En un momento dado incluso barajaron la posibilidad de renunciar a la casa heredada de su madre, llegando a acudir a un notario para firmarla, pero no pudieron hacerlo porque esa decisión afectaba a sus nietos, menores de edad.

Las condiciones infrahumanas en las que vivían los dos hermanos de la casa ruinosa ya eran conocidas por los vecinos del barrio desde hacía años, que intentaron ayudarles, pero, sobre todo el varón, no aceptaban esa ayuda ni permitían que nadie entrase en su casa. Su precariedad quedó al descubierto en junio del 2020, cuando la Policía Local de Ferrol accedió a la vivienda y procedió a la retirada de los 17 perros que tenían en el interior, atados con cadenas y cuerdas, que fueron trasladados al refugio de Mougá. Estaban en medio de una auténtica escombrera, conviviendo con sus dueños, que ni siquiera disponían de camas y se cobijaban de la lluvia bajo una sombrilla.

Meses después, el varón fue ingresado en el hospital tras sufrir un desvanecimiento en la calle y de ahí pasó a una residencia de mayores de Viveiro. La hermana también estuvo hospitalizada por lesiones en las piernas que casi le impedían caminar y cuando le dieron el alta los vecinos de A Graña se volcaron con ella, entregando donativos en una tienda próxima, desde la que le llevaban los alimentos.

El Concello de Ferrol le abonó el alojamiento en una pensión, de la que la echaron a los pocos días, después estuvo un mes en una residencia de mayores y, por último, los Servicios Sociales municipales le buscaron una vivienda compartida, en la que también estuvo muy poco tiempo, porque quería vivir sola, y regresó a su casa de A Graña, en la que ya no se podía entrar, con tanta basura acumulada, por lo que permaneció sentada en las primeras escaleras del portal y los vecinos le seguían llevando comida. Y así estuvo 15 días, hasta su traslado al hospital por orden judicial a mediados de septiembre y después a un geriátrico.

Desde el Concello de Ferrol se confirmó ayer a este periódico que, efectivamente, hay abierto un expediente de ruina y una orden de derribo y rehabilitación del edificio que tendría que ejecutar la propiedad. En el caso de no hacerlo, como ha ocurrido, el Concello inicia los trámites para ejecutarlo por la vía subsidiaria, pero que suelen ser procedimientos largos, ya que, para garantizar los derechos de la propiedad, resulta imprescindible que un juez autorice el derribo.