En él reside junto a su marido, Miguel Vidal, y sus tres hijos: Eugénie, de ocho años, Rosalía, de seis, y Nicolás, de solo nueve meses. Y aunque motivación no le faltaba, el último empujón acabó por dárselo la subvención que preveía la Xunta, y que solicitaron ambos miembros de la pareja. En total, sumaron más de 10.000 euros para incentivar la compra de vivienda en el casco histórico de Ferrol, que ya han ingresado. «Estábamos dispuestos a vivir en el centro y a fomentar que se renueve el centro de la ciudad», dice Anaïs, originaria de Francia. «Soy de Burdeos, y cuando veo los precios de las viviendas aquí y las joyas que hay, me pregunto cómo puede ser», apunta.
«Fue súper fácil»
Su casa se levantó en 1929 y cuenta con galería, una de las cosas que tienen pendiente de arreglo. El piso estaba para entrar a vivir, pero «llena de muebles muy antiguos, sucia... Hicimos un par de cositas para arreglar», y la mudanza llegaba a principios de julio. «Ahora estamos rehaciendo los techos, que han estropeado con el agua, y la subvención nos va a venir de maravilla», explica. Y también proyectan pintar el comedor, las dos habitaciones de los niños y alguna cosa más que «igual hubiéramos dejado para después, pero que la ayuda nos va a permitir hacerlo ahora». Fue un poco, reconoce, por casualidad. «Lo vio Miguel, nos pusimos en contacto con ellos y fue súper fácil», asegura. Con el dinero ya en sus manos, ahora aguardan a la disponibilidad de los trabajadores que puedan materializar esas reformas.