Vanesa Grandal Formoso, de 34 años, es la madre soltera de Ferrol que le acaba de ganar un pleito al INSS. Ella, que dio a luz tras someterse a una inseminación artificial, reclamaba unir a su baja de maternidad las 16 semanas de la de paternidad. ¿Es razonable la petición? La respuesta es sí, al menos si en el eje central de la discusión está el recién nacido. El bebé monoparental —cualquier bebé— tiene que tener los mismos derechos que otro niño que tuviera a su lado a los dos progenitores y los dos se acogen a las bajas por nacimiento y cuidado. Eso es, grosso modo, lo que argumenta en su sentencia el juez Alejandro Gracia Lafaja, un hombre que además tiene claro cuál es el papel que las mujeres desarrollan en el siglo XXI.
Con contundencia, argumenta en su fallo el magistrado que los niños de hogares monoparentales tienen que tener los mismos derechos que los de hogares biparentales, y dice además que la denegación de la petición (de la madre) «incide en la igualdad entre mujeres y hombres en cuanto que ocasiona una discriminación indirecta por razón de sexo», situando a las mujeres en desventaja.
En España, según el INE, hay 1.944.000 hogares monoparentales en España, de los que 1.582.000 están conformados por mujeres. ¿Será que la Administración evita abrir una espita para que las solicitudes no se le amontonen? ¿No tendría el legislador (PSOE y UP) que mejorar la norma para evitar que se incremente la discriminación de las madres en el ámbito laboral por razón de sexo? ¿No sería lógico legislar con perspectiva para que lo que cae de cajón no haya que llevarlo a los tribunales? La sentencia puede ser recurrida. Le deseo lo mejor a Vanesa.