Por su parte, la Cocina Económica de Santiago también recibió 240.000 euros de la Xunta para mejorar los espacios de la residencia de dicha entidad, así como para mantener y mejorar el funcionamiento del comedor y facilitar la compra de una furgoneta y material de protección para protegerse de los contagios del covid.
Una treintena de trabajadores para atender a varios cientos de usuarios
En las cocinas y comedores de las instituciones benéficas de las tres ciudades trabajan una treintena de personas. Una de las plantillas más numerosas es la de la Cocina Económica de A Coruña, con 17 empleados. La de Santiago también suma un total de 17, entre los que se incluyen las seis religiosas de la Congregación de la Hijas de la Caridad, cuatro empleados en la cocina y un gerente en el comedor, además de dos trabajadores sociales y otro gerente en el centro de día.
La que cuenta con menos personal es la Cocina Económica de Ferrol, en la que hay cuatro personas en la cocina y dos en la oficina. En esta institución la colaboración de los voluntarios, que son los que ayudan a servir las comidas, resulta fundamental. A raíz de la pandemia se han quedado con la mitad de los colaboradores, porque se decidió prescindir de las personas mayores y la gente con familias vulnerables, por tratarse de grupos de riesgo. Pero ahora está previsto realizar una nueva campaña de captación de voluntarios.
Ideas originales para la captación de donaciones y benefactores
Aunque las principales fuentes de ingresos siguen siendo las administraciones públicas, las aportaciones de empresas y particulares siguen siendo fundamentales para el sostenimiento de estos servicios. En los últimos meses, en los que el volumen de usuarios se incrementó de forma considerable, los gestores echaron mano de ideas originales para recaudar fondos. Pero las propuestas no siempre partieron de ellos. Es el caso de las camisetas con los lemas «coge aire» y «alenta» que Belén Lamas, enfermera del hospital San Rafael, ideó para infundir ánimo a sus compañeros de trabajo, que sorpresivamente llegaron al plató del programa Sálvame y cuyos beneficios por las ventas fueron para la Cocina Económica de A Coruña.
Por su parte, la Cocina Económica de Ferrol estrenó en julio de este año una campaña para atraer a nuevas generaciones de socios, con el eslogan Ningún plato se rompe del todo. Fue un regalo de una empresa de márketing de A Coruña, consistente en la colocación de una cartelería muy vistosa en marquesinas y en los buses urbanos, que cedieron gratuitamente el espacio, para llamar la atención, sobre todo, de las nuevas generaciones.