Un entierro «lleno de alegría y de justicia» que da descanso a los restos de Benigno Fraga

FERROL CIUDAD

Las nietas y bisnietas portando los restos mortales del fallecido y las flores que depositaron ante su tumba
Las nietas y bisnietas portando los restos mortales del fallecido y las flores que depositaron ante su tumba JOSE PARDO

La familia y amigos trasladaron a Catabois al guerrilleiro de As Somozas que murió tiroteado en 1949, cuyo cuerpo fue localizado en una fosa en Celeiros

13 nov 2021 . Actualizado a las 17:26 h.

La Asociación para a Recuperación da Memoria Histórica (ARMH) ofreció ayer un emotivo homenaje en Ferrol a Benigno Fraga Pita e hizo entrega a la familia de sus restos, que en junio del año pasado habían sido exhumados de una fosa individual de la zona civil del cementerio de Celeiros, en el municipio ourensano de Chandrexa de Queixa. «Lo normal en los entierros es que haya lágrimas y dolor, pero en este caso está lleno de alegría y de justicia, porque, por fin, mi bisabuelo puede descansar con mi bisabuela en el lugar en el que siempre debió de estar enterrado», manifestó una bisnieta después de que se introdujesen en un nicho del cementerio de Catabois los restos de su antepasado.

Benigno Fraga Pita, también conocido como Alejandro o Alejandro el Viejo, había nacido en As Somozas en el año 1892. Ejerció como maestro armero en los arsenales de Ferrol y fue secretario de organización del Partido Comunista de España en Ferrol. Cuando se descubrió su militancia tuvo que huir y se incorporó a la guerrilla. En agosto del 46 fue enviado a Ourense y, junto con Samuel Mayo Méndez (Saúl) y José María Saavedra Díaz, fundó la segunda Agrupación Guerrilleira de Galicia para luchar contra el régimen franquista y fue nombrado comisario de la misma.

El grupo estableció su base en Edreira, en una casa grande del macizo central de Ourense, conocida como «O baleario», en la que refugiaron los guerrilleros de la zona, entre los que también se encontraba Camilo de Dios. Según la información facilitada por ARMH, en febrero de 1949, el franquismo intensificó su represión, por lo que desde la segunda agrupación se proyectaron golpes combinados contra el régimen. Semanas después, concretamente el 18 de marzo, los seis guerrilleiros que permanecían en la base de Edreira tuvieron que ampararse en el monte porque les quemaron la casa. Para buscar medios de subsistencia, el 27 de abril bajaron del monte hacia la cantina Eliseo, en Candedo, y el grupo fue rodeado por la Guardia Civil. Todos lograron huir, menos Benigno, que murió en un tiroteo.

«Cerrar una antigua herida»

La familia del fallecido nunca supo nada de lo ocurrido, hasta que la ARMH averiguó dónde estaba enterrado su cadáver y en junio del año pasado procedió a su exhumación. Carmen y Ana son dos de sus nietas, y ayer manifestaron a este periódico que estaban eternamente agradecidas al trabajo de la asociación. No obstante, mostraron tristeza por el hecho de que su padre, que era hijo de Benigno, hubiese fallecido sin saber si su progenitor estaba vivo o muerto, y aseguraron que el poder sepultar al abuelo en Catabois les permitía «cerrar una antigua herida, algo que es de justicia y de reparación».

Los actos de homenaje se habían celebrado previamente a lo largo de la mañana en el Ateneo Ferrolán, e incluyeron intervenciones del alcalde de Ferrol, Ángel Mato; la portavoz de la asociación, Carmen García Rodeja; Serxio Castro, miembro del equipo que realizó la exhumación; Rubén Fernández, vecino de Chandrexa; el poeta Xulio Valcárcel; y Carmen Fraga, una de las nietas. A las 13.30 horas, el cortejo fúnebre integrado por cerca de un centenar de personas entraba en el cementerio de Catabois, encabezado por un gaiteiro interpretando el himno del antiguo reino de Galicia.

La caja con los restos mortales de Benigno, cubierta por una bandera republicana, fue portada por una de sus nietas y depositada en el mismo nicho en el que reposa su esposa, Ramona López Guerreiro, que falleció en julio de 1980 a la edad de 83 años, sin saber nunca qué había sido de su marido.