Alberto Justo: «Siempre que viajo entro en librerías»

Carla Elías FERROL

FERROL CIUDAD

JOSE PARDO

La Central Librera estrena sede en la calle Dolores con la tercera generación al frente

14 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El oficio de librero lo lleva en la sangre. Antes de él, su abuelo, Antonio Justo, y su padre, Miguel, estuvieron al frente de la Central Librera que, tras más de setenta años de vida, cambia de aires con un nuevo local. Alberto Justo (Ferrol, 1984) es la tercera generación de esta familia de libreros, responsable del negocio ubicado en la calle Dolores desde hace unos cinco años. «Desde que empecé siempre vi en este almacén el lugar perfecto donde podría estar ubicada la librería», reconoce con la nueva tienda, situada prácticamente frente a la tradicional, a pleno rendimiento.

—¿Recuerda cómo empezó?

—Cuando tenía unos diez años, los domingos iba siempre a vender la prensa con ellos. Era lo más sencillo y me hacía mucha gracia darle a la máquina registradora, que se abriese y darle el periódico a los clientes.

—¿Siempre tuvo claro que quería dedicarse al negocio familiar?

—Desde pequeño me gustaba mucho pasar tiempo en la librería con mi abuelo, mi padre y también estaba mi tía, le tengo un cariño especial. Y a los libros, porque en mi casa entran todos los días un montón.

—¿En su familia no se cumple el dicho ‘En casa del herrero cuchillo de palo'?

—Mi padre es el más lector, siempre va con uno a todas partes si tiene que guardar una cola de espera, ya sea una novela o un libro de estudio de idiomas. Yo no llego a su nivel, sobre todo ahora que está jubilado, pero soy un buen lector. Y con tan poco tiempo libre por este proyecto, se me llenó la mesilla del libros.

—¿Qué títulos tiene pendientes para cuando la mudanza le dé un respiro?

—'Un vestido de domingo', de David Sedaris, y también me apetece mucho leer la tetralogía de Ali Smith.

—¿Fue fácil para su padre darle el testigo?

—Como adora el mundo del libro, le cuesta mucho alejarse de esto. Aunque se jubiló hace años le gusta acercarse para saber si puede ayudar en algo, llevar algún paquete a correos o cosas por el estilo. Lo lleva en la sangre porque la librería abrió cuando él tenía cinco años. Mi abuelo la fundó en 1950 y se trasladó la librería completa a la calle Dolores.

—¿Cuándo comenzó a pensar en el cambio de espacio?

—Desde que empecé vi en este almacén el lugar perfecto, pero no se comenzó a gestar hasta finales del 2019. Y aprovechamos el tiempo de la pandemia para llevar el proyecto adelante.

—¿Qué buscaba con el cambio?

—Sobre todo, que implicase una diferencia respecto a lo que se pueda ofrecer en el resto de librerías, combinar el espacio con el atractivo de una librería. Ampliamos la capacidad de existencias a la vez que se mejora la comodidad del lector. Puede pasear entre libros, sentarse y disfrutar de eventos, presentaciones, y los talleres que se puedan llevar a cabo.

—¿Se inspiró en alguna librería que le haya gustado especialmente?

—Siempre que viajo acabo entrando en las librerías de otras ciudades, para inspirarte, coger alguna idea de cómo funcionan y charlar con otros libreros. Pero quise hacer algo diferente. En parte fuimos un poco guiados por diseñadores que encontraron en la madera y la estructura del edificio una buena idea.

—La pérgola es impresionante.

—Quien entra se suele quedar bastante boquiabierto. Impresiona entrar en un lugar y ver un elemento de estas características. Se ve todo con mucha luz. Todo son felicitaciones.

—Detrás hay muchas horas de trabajo, mudanza y, ahora, para adaptarse.

—Y de quebraderos de cabeza, de cambios sobre la marcha... No solamente fue la mudanza, cargar unos 12.000 libros de sitio, ordenarlos es todo un arte. Prácticamente en el setenta aniversario hacemos esto, el cambio de local recuperando un edificio histórico, y esperemos celebrar algún día otros setenta años.

—Abre de cara a la campaña navideña y un libro siempre es un acierto, ¿alguna recomendación?

—El Premio Planeta es una de las apuestas más fuertes para las Navidades, al igual que el libro nuevo de Ken Follet, que cambia de género, pasa del histórico al thriller; Eloy Moreno con ‘Diferente'; o Arturo Pérez Reverte y ‘El italiano'.

—Compagina la librería con la venta por Internet, pero el espacio físico, al igual que los libros en papel, nunca morirá.

—Parte de este proyecto se hace para que la librería sea un sitio icónico. La venta en Internet siempre acaba haciendo daño y lo que queremos es que la gente venga a la Central Librera, que esté a gusto y disfrute.