Ferrol cuenta con 37 asociaciones de vecinos y 29 de ellas son muy activas

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL

FERROL CIUDAD

JANET GONZALEZ VALDES

El Concello acaba de aprobar 100.000 euros de ayudas para sus acciones

04 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El movimiento vecinal tiene músculo en Ferrol. Hay 37 asociaciones y la gran mayoría siguen muy activas. De hecho, los responsables de esta área del Concello aseguran que 29 de ellas presentan puntualmente la documentación para solicitar ayudas, participan en los foros abiertos que les dan voz o simplemente hacen llegar las peticiones de su barrio. Solo ocho de estas entidades han perdido el contacto con los funcionarios y políticos que los atienden habitualmente.

Lejos de ser un bache, la pandemia ha sido un acicate para las asociaciones ferrolanas que son muy diversas. En algunos casos, como la de Canido, usan las instalaciones municipales (el centro cívico de la calle Pérez Pallaré) de las que se hace cargo el Ayuntamiento; mientras que otras cuentan con locales propios. Son múltiples las casuísticas, porque la gran mayoría llevan muchas décadas activas.

En las próximas semanas comenzarán a hacer pública su oferta de unos cursos, viajes o actividades muy esperados, porque el covid los interrumpió. Precisamente el pleno del pasado mes de septiembre aprobó las ayudas para poner en marcha esta programación.

Habrá dos tipos de subvenciones: una línea estará dotada con 80.000 euros y se usará para sufragar actividades para todas las edades y de toda clase, de cultura a comercio, deporte o viajes. La única condición que impone el Concello es que promuevan la participación ciudadana. Estas aportaciones también se pueden destinar a los gastos ordinarios de cada entidad, aunque la puesta a punto de los locales corre a cuenta de las arcas municipales.

Además, hay otro apartado de ayudas (dotado con 20.000 euros) y que se convocó por primera vez el año pasado para que las entidades pudiesen modernizarse. Las 37 asociaciones se repartirán esta partida para renovar sus equipos informáticos o incluso el mobiliario que necesiten.

 

«Hubo épocas en las que todo el barrio era socio, el problema es que pasamos de 12.000 a 9.000 habitantes»

 

Andrés Medín
Andrés Medín CESAR TOIMIL

B. abelairas

Andrés Medín es uno de los directivos con más recorrido en el movimiento vecinal. La asociación que preside desde hace más de una década cuenta con medio millar de asociados, pero asegura que en sus inicios todo el mundo tenía el carné de esta entidad, que es una de las privilegiadas en contar con local en propiedad. «Hubo épocas en las que todo el barrio era socio, el problema es que pasamos de 12.000 a 9.000 vecinos y ahora estamos un poco abandonados: no tenemos transporte por bus, no hay instalaciones deportivas a pesar de que hemos pedido el campo de fútbol y nos han prometido un centro de salud, pero a ver si llega», explica Medín, que asegura que la misión principal de las agrupaciones vecinales es precisamente estar a pie de calle para escuchar las necesidades y transmitirlas a los concejales. Medín está muy al tanto de las demandas del barrio que llegan a los plenos y en los últimos años han realizado un esfuerzo para estar presentes también en las redes sociales, porque otra de las cuestiones fundamentales es la organización de actividades.

«Hacemos un montón de cosas, en especial actividades en un barrio en el que no hay alternativa ni de transporte, ni de otra oferta, pero las subvenciones que nos llegan no dan para nada y a veces las autoridades no nos escuchan», explica el presidente de San Xoán, que está preparando una escapada a Cantabria para el puente de octubre.

Andrés Medín reconoce que la labor en la asociación es intensa, y precisamente ese es el principal problema de las entidades vecinales: son muy necesarias, en especial con el incremento de la población mayor que vive sola, pero no hay relevo, ya que nadie quiere ponerse al frente porque exigen un compromiso vital notable: «Yo ya estuve en los inicios y después me fui, pero volví... La verdad es que me gustaría dejarlo y descansar, pero no hay quien nos sustituya y me echa para atrás que las cosas queden mal».