El área de colchones ha sido ya foco de cuatro fuegos en la planta de Catabois

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL

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Los trabajos en la zona donde se quemaron colchones en la planta de Rilo
Los trabajos en la zona donde se quemaron colchones en la planta de Rilo JOSE PARDO

Cada semana se acumulan cien de estas piezas, donde se inician las llamas

25 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

En los cuatro últimos años se han declarado otros cuatro incendios en la planta de reciclaje que la firma Rilo tiene en el barrio de Catabois. Todos han supuesto un gran susto para los vecinos y responsables de la firma, así como horas de duro trabajo para los equipos de emergencia, que en el último siniestro de este jueves tuvieron que desplazar todos sus vehículos y recursos humanos. En el parque de bomberos solo quedó el encargado de recibir las llamadas, porque el resto de personal se afanó durante casi dos horas en apagar las llamas y tuvo que trabajar hasta medianoche enfriando las cenizas para que no se reavivasen.

«Todos los incendios han sido iguales, han comenzado en los colchones que se apilan en el recinto y casi todos, excepto el del año pasado, a la misma hora: después de las ocho de la tarde», explica el jefe del equipo de contraincendios que tuvo que actuar en tres de ellos. En su informe figura que la causa del incendio es desconocida y no se puede explicar por ahora. «Es muy complicado conocer las causas, puede ser un elemento como una batería que queda entre las espumas, la verdad es que es casi imposible de averiguar», concluye.

«Para nosotros estos fuegos son un problemón que no sabemos cómo solucionar»

José Rilo es uno de los responsables de Recinor, la planta de reciclaje de Catabois, y reconoce que está muy preocupado con los cuatro últimos incendios. Le duele que algunas personas insinúen que pueden ser provocados por la propia empresa y desmonta este argumento: «Para nosotros estos fuegos son un problemón que no sabemos cómo solucionar y que nos causan muchas pérdidas». Rilo cuenta que en los últimos años se han multiplicado las recogidas de colchones en la ciudad y en el área de la mancomunidad. Cada semana les llegan más de cien y a veces con piezas escondidas entre ellos, como elementos electrónicos o metálicos que terminan originando chispas. El responsable de la planta radicada en Catabois asegura que tras cada incendio han reforzado las medidas de seguridad, pero cada vez es más complicado organizar la zona en la que se almacenan los colchones. De hecho, en el último incendio había una montaña de cinco por 15 metros, según el informe elaborado por los bomberos, y en el primero esta mole era el doble, de más de diez metros. «La gestión que realizamos de los colchones consiste en separar la espuma y enviarla al vertedero de Cerceda, pero es cierto que en pocos días nos podemos juntar con otro montón, es un elemento que se ha multiplicado y difícil de gestionar», detalla José Rilo que seguirá buscando medidas para evitar fuegos.

La policía nacional y una cuadrilla forestal se personaron en el último suceso

La dirección del viento y la virulencia de las llamas motivaron que una cuadrilla forestal se personase el jueves por la tarde en Catabois para evitar que una chispa prendiese en el monte. También estuvo la Policía Local, que elabora su informe y varios investigadores del Cuerpo Nacional de Policía que han iniciado pesquisas para esclarecer el origen del siniestro.

Tanto la empresa como los vecinos y los servicios de emergencias están especialmente preocupados por el hecho de que los fuegos se producen cerca de la población y el humo afecta a muchas otras zonas.

Al igual que en ocasiones anteriores el jueves la columna negra que generó la combustión de la espuma de los colchones pudo verse desde muchas zonas de la ciudad y la comarca, generando alarma.