Pesar el sol

José Picado DE GUARISNAIS

FERROL CIUDAD

12 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Así llamaban los marinos antiguos al acto de tomar la altura del Sol sobre el horizonte: pesar el Sol. Era una tarea difícil que implicaba manejar los mejores instrumentos náuticos y disponer del conocimiento más avanzado. «Cosa es muy ardua guiar la nao por el golfo de la mar donde solo cielo y agua ver se puede», afirma el maestro Pedro de Medina en el Regimiento de Navegación publicado en 1563. Continúa: «Qué primor y sutileza tan singular es que un hombre con un astro tome la altura del Sol, siendo el Sol más de cien veces mayor que toda la Tierra. Y que pasando el Sol en el astrolabio por muy sutil y delicado lugar sabe lo que el Sol ha subido desde que salió hasta el mediodía. Y por esta subida y cuenta que con ella se hace sabe el lugar en que está y cuánto ha navegado por el camino que ha llevado y si ha subido o descendido o si va derecho al lugar dónde quiere ir». Dicho en términos más directos, de medir bien la altura del Sol se podría marcar correctamente la posición en la carta, calcular tiempo y distancia al destino y estimar si los víveres serían suficientes. O, su equivalente, saber si esa travesía acabaría felizmente y llegarían con vida a la costa aunque fuese «flacos como no se vieran los hombres jamás».

El astrolabio fue el gps de una época. El astrolabio de Viveiro, recientemente hallado por los arqueólogos subacuáticos en los pecios de tan maravillosa ría, parece que era como un gps premium. Es el primero encontrado en Galicia y será estudiado por los especialistas que, en esta materia, haberlos hailos y de alta cualificación. Se trata de un astrolabio datado entre 1575 y 1622 del que pronto se sabrá el origen de su fábrica y el maestro que lo firmó. Pedro de Medina advertía de la conveniencia de tener los instrumentos «bien aparejados y ciertos», así como «muy bien hechos y bien pulidos». El astrolabio de Viveiro reúne todas esas condiciones, según nos dicen.

En la sala 8 del Museo Naval de Ferrol un pequeño cartel informa que en el año 1786 se puso en funcionamiento un magnífico obrador de instrumentos náuticos en el Arsenal. Ya se habían superado los astrolabios, sondas, ballestillas, cartas y agujas de marear, instrumentos propios de los siglos XVI y XVII. Era la época de los octantes, sextantes, cronómetros marinos, compases y cartas y portulanos mucho más precisos. En ese taller firmaron sus trabajos Andrés Baleato, Andrés Antelo, Pedro Torres y Fulgencio Rodríguez, autor del sextante expuesto en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología de A Coruña. En los siglos XVIII y XIX los sextantes sustituyeron a los astrolabios como exponentes de la más alta tecnología en navegación de altura. El gps ya es otra cosa, que diría algún contramaestre nostálgico.