San Ramón, un caballo rubio y unos versos de Luz Pozo Garza

Ramón Loureiro Calvo
Ramón Loureiro CAFÉ SOLO

FERROL CIUDAD

29 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

San Ramón, ya alguna vez lo hemos comentado, fue un religioso mercedario del siglo XIII, natural de la comarca de La Segarra. Una tierra que entonces pertenecía a la diócesis de Urgel, pero que hoy forma parte de la de Solsona, que como saben es la que hace unos días se ha quedado sin obispo tras haberle presentado su prelado, Xavier Novell, de 52 años de edad, su renuncia al papa. Una renuncia que, por cierto, la Santa Sede le ha aceptado de inmediato (y ahí lo dejamos). San Ramón, ciertamente, no es el patrono de Ferrol, honor que le corresponde a San Julián. Ni tampoco el de Sillobre, cuya patrona es Santa Mariña, todo sea dicho de paso. Pero eso no ha impedido nunca que tanto en la capital de la Galicia do Norte como en el corazón de Escandoi se le rindiese tributo, cada 31 de agosto, con el mayor de los entusiasmos. Y, si Dios quiere, así será de nuevo este año. Es decir, el próximo martes. La necesidad de plantarle cara al coronavirus hace imposible, obviamente, que las fiestas sean, en estas circunstancias, como las de antes. Pero, aun así, y extremando todas las precauciones necesarias para evitar contagios, en Sillobre, que es donde nací -discúlpenme el comentario personal- y donde a mí me gusta mucho llevarle ao meu santiño alguna vela cada año, esta vez habrá de nuevo las misas de costumbre, y sonarán las campanas, y se lanzarán fuegos artificiales, y recorrerá la parroquia una magnífica banda de música ferrolana, la que lleva el nombre de la Virgen del Carmen. Además, se renovará la tradición de poñer o santo. Una costumbre que se recuperó hace unos años, tras haberse perdido casi por completo. Lo de poñer o santo, como ustedes no ignoran, en realidad es hacer el signo de la Cruz con una pequeña imagen de San Ramón, hermosamente policromada, ante los romeros que se acercan al santuario. Lo tradicional es hacerlo persona por persona, de manera individual, pero como me comenta mi amigo Bruno Aneiros, probablemente el campanero más joven de España y una de las personas más estrechamente vinculadas a la preservación de ese rito, este año, debido a las restricciones que ha traído consigo el covid, se hará de forma colectiva. Mientras tanto, en lo que atañe a Ferrol, que celebra sus fiestas de verano, habrá, además de música y teatro, entre otros actos, una ofrenda institucional ante la estatua del Marqués de Amboage, Ramón Pla y Monge, en la plaza que lleva su nombre, y una misa en la concatedral. Dicen que Ramón es un nombre que cada vez se les pone menos a los niños. Puede ser. Pero este martes estará de santo Valle-Inclán, a quien tanto le debemos todos los que somos aficionados a la literatura. El autor de Divinas palabras, que como el señor de Amboage, y como el de Bradomín, también acabó siendo marqués, aunque el título le llegó cuando ya se encontraba al otro lado del río. También estará de santo el escritor Ramón Pernas. Y el arquitecto Ramón Irazu. Y Ramón Tasende, historia viva del atletismo gallego. Y Ramón Otero, canónigo de la catedral de Mondoñedo. Y el periodista y ensayista José Ramón Barros. Y el empresario José Ramón Franco. Y Ramón Antonio López Rodríguez, entusiasta defensor del patrimonio cultural. «E hai guindas bendecidas pola choiva / no mítico fondal da horta de Pedre / e os nenos e os paxaros beben delas», dicen unos versos que me regaló Luz Pozo Garza y que guardo como lo que son: un extraordinario tesoro. Meu Padriño Ramón, el de la casa de Pedre, el que hacía pan, tenía un caballo rubio que sabía todos los caminos. Un caballo con las crines siempre muy bien peinadas.