Turistas, ¡manda carallo!

Javier Guitián
Javier Guitián EN OCASIONES VEO GRELOS

FERROL CIUDAD

Sandra Alonso

11 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La semana pasada, en un pueblo situado en la A-6 presencié cómo una familia entraba en un bar para comer sobre las cinco de la tarde. Tras el preceptivo saludo, la señora que lo atendía les dijo que no tenían cocina y que solo servían bocadillos fríos. El hombre pidió cinco bocadillos de filetes empanados y que se los pusieran en platos, a lo que, de nuevo, la señora contestó: «Le he dicho que solo tenemos bocadillos fríos; lo único que podría hacerles a los niños es un poco de lomo adobado». «Vale -respondió el hombre-. Nosotros en Getafe también tenemos lomo».

 Aunque no se lo crean, una rubia capitalina, de Ferrol de toda la vida, preguntó en un servicio de urgencias si aquí tenemos antiinflamatorios inyectables: «En Madrid mi médico me los da». Y un joven motorista se interesó sobre si la carretera de O Carballiño está asfaltada. Tampoco les miento si les cuento que una señora explicaba a sus hijos ante un expositor de un bar de Santiago: «Veis, eso no son nécoras, en Madrid son rojas».

En la misma línea, no es desdeñable la protesta de una pareja ante un cartel en Salvaterra do Miño que decía «Non aparcar», alegando que ellos no entendían el gallego; o la ignorancia de un grupo de peregrinos que en Triacastela escuchaban atentos a su guía: «Cuando el apóstol Santiago hizo el Camino no había albergues ni bares, todo lo hacían en monasterios. Eran otros tiempos». Cuanta sabiduría, afirmo.

Con todo, el análisis más interesante lo escuché de un grupo de visitantes, sin duda prestigiosos ecologistas, en una terraza de Ferrolterra: «El problema de los eucaliptos es que tapan la vista, pero sin ellos Galicia no sería verde; no sé por qué se quejan». Lo redondeó otro: «En Australia los hay y nadie se queja; aquí protestan por todo, aparcas en un solar o un prado y te montan un pollo». Tarea para mañana: revisar el concepto de prado.

Estas anécdotas, aparentemente intrascendentes, nos plantean varias preguntas de interés. La primera es si nuestro país es tan diverso que la expresión «no tenemos cocina» tiene un significado en Pedrafita y otro en Getafe, y si las nécoras cambian de color en la España plurinacional. La segunda, más relevante, es si los turistas, obviamente no todos, son los que mutan y se acercan a Galicia pensado que visitan una especie de aldea celta.

Obviamente, no tengo nada contra los turistas ni contra los madrileños en concreto, pero últimamente tengo la impresión de que este tipo de fantochadas son cada vez más comunes. Por ello, no estaría mal que antes de venir a visitar este extraño país en el que se habla gallego, el lomo es lomo y las nécoras son oscuras, presentaran una prueba de antígenos del sentido común. Ya el Apóstol se la hizo en el monasterio de Samos y dio negativo.

¡Manda carallo!