Un investigador cautivado por la historia de los lápices «made in» Ferrol

beatriz antón FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

Jiménez, retratado junto a la vitrina en la que guarda su colección de lápices
Jiménez, retratado junto a la vitrina en la que guarda su colección de lápices cedida

El madrileño José Luis Jiménez recaba anécdotas, imágenes, testimonios y documentos sobre Ilasa e Hispania para una exposición de artes gráficas

23 jul 2021 . Actualizado a las 21:46 h.

Todo comenzó con un hallazgo inesperado. Hace cuatro años, el madrileño José Luis Jiménez decidió traspasar Macchinine -una tienda de juguetes antiguos que comandaba en la calle del Barquillo de la capital-, y en el almacén, haciendo limpieza, se topó con una vieja caja de mudanzas con mercancía que había adquirido por lotes para el establecimiento. Dentro había varios billetes de lotería, muñecos de Pinocho... Y algo que al instante capturó su atención: una caja repleta de lápices de marcas como la alemana Faber-Castell o la ferrolana Hispania. «Yo no tenía ni idea del tesoro que tenía ante mis ojos, porque por aquel entonces era neófito en el tema, pero aquello me enamoró», rememora.

El caso es que Jiménez decidó quedarse con aquellos lápices y guardarlos como tesoros en una gran vitrina. Pero la cosa no quedó ahí, porque, a partir de ese momento, este informático de profesión comenzó a investigar la historia de las fábricas de lápices que funcionaron en España desde 1910, de las que actualmente solo quedan dos, Jovi y Masats, aunque con la producción deslocalizada en el extranjero. Y fue así como dio con Hispania y Ilasa, las dos históricas factorías de Ferrol.

Ahora colabora en la organización de una exposición sobre artes gráficas impulsada por un grupo de coleccionistas de Madrid, que podría llegar al público a través de la Biblioteca Nacional, el Museo del Libro o del Museo de la Imprenta. En concreto, le han encomendando que diseñe un apartado de la muestra que llevará por título Historia y desarrollo de la industria fabricante de lápices de España entre los años 1900 y 2000. Y para avanzar en ese cometido, el coleccionista acaba de lanzar un curioso llamamiento en redes sociales: a través del grupo Ferrol Vello de Facebook, Jiménez pide ayuda a quien haya trabajado o tenido relación con Hispania o Ilasa para recabar datos, imágenes, testimonios y curiosidades que puedan enriquecer sus investigaciones. «A veces el detalle más insospechado ayuda a despejar una duda, y para confirmar cualquier dato siempre viene bien tener más de una perspectiva», apunta Jiménez en el mensaje lanzado en Internet.

Jiménez atesora documentos como esta ilustración de una factura de Hispania de los años, cuando la factoría estaba ubicada en varios galpones en el muelle
Jiménez atesora documentos como esta ilustración de una factura de Hispania de los años, cuando la factoría estaba ubicada en varios galpones en el muelle

Gracias a miembros del grupo Ferrol Vello de Facebook ya ha conseguido ponerse en contacto con «dos Carmiñas» que trabajaron en Hispania. Y aprovechando que veranea en Ortigueira, en los próximas días tiene previsto reunirse con varios descendientes de los fundadores de las dos fábricas ferrolanas para seguir avanzado en sus investigaciones.

El Amancio Ortega de la época

José Luis Jiménez habla con auténtica pasión de las dos factorías ferrolanas. De Alberto Fernández Martín, el empresario que dirigió Hispania durante más de cincuenta años, dice que fue el «Amancio Ortega de su época». «Lo que más me llama la atención de Hispania es que no solo fabricaba lápices con su marca, sino que también colaboró con otras factorías y hubo épocas en las que produjo para la Faber o Masats», anota Jiménez.

En la imagen, una de las cajas de la colección de Jiménez: lleva la marca de Faber, pero en el lateral se puede leer «Fabricado en España por Hispania»
En la imagen, una de las cajas de la colección de Jiménez: lleva la marca de Faber, pero en el lateral se puede leer «Fabricado en España por Hispania» J.L. JIMÉNEZ

Y a Antonio Tella, que fundó Ilasa en el barrio de Canido tras trabajar dos décadas en Hispania junto a Fernández Martín, lo considera un luchador. «En Ilasa siempre estaba rodeado de sus hijos, nietos y niños del barrio que jugaban con las gavetas donde se almacenaban los lápices como si aquello fuese la fábrica de Willy Wonka», recuerda entre otras anécdotas.