Optimismo a la ferrolana

José Picado DE GUARISNAIS

FERROL CIUDAD

30 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Estos días estuve buscando -con gran empeño, créanme- el modo de encajar los restos del optimismo ferrolano dentro del epílogo: Redescubrir el optimismo del Gobierno de España. El presidente Sánchez se vino arriba y nos mandó de un puntapié a un viaje al 2050. Los ferrolanos diríamos que nos fondeó al futuro de un punterazo, o algo así. Pedro Sánchez resucitó la oficina de prospectiva y estrategia que en su día creó Adolfo Suárez, aunque con otro nombre. Su primera encomienda fue hacer un documento sobre la España del 2050, tarea encargada a expertos, académicos, universidades e institutos varios. Allí, como les decía, se recogen las 12 páginas esperanzadoras, de la 381 a la 393, acerca de la necesidad de encarar el viaje al futuro con optimismo porque sí, porque los españoles lo valemos y porque el socialismo del márketing viral se ve en la obligación de inyectarnos un país ideal en los mismos viales de las vacunas sanadoras.

En eso estaba, les decía, tratando de imaginarme algo parecido a una oficina de futurólogos llamada la OPAFE: Oficina de Prospectiva a la Ferrolana o, si lo prefieren, oficina de Optimismo a la Ferrolana. Su principal misión sería definir Un Ferrol con hambre de futuro en un país con hambre de futuro, teniendo en cuenta, eso sí, las importantes premisas que en el documento del Estado se diagnosticaron como fortalezas. Veamos. Competitividad del sector turístico y competitividad económica: parece que en Ferrol no. Calidad en las infraestructuras de transporte: aquí el tren es lento y la autopista cara. Acceso a Internet: a pocos metros de A Malata la velocidad de conexión a la red es menor que la velocidad del tren a Coruña. Sostenibilidad medioambiental: la ría sigue contaminada. Influencia cultural y lugares Patrimonio de la Humanidad: en la ciudad naval no hemos sido capaces de crear el órgano de gestión para la candidatura de la Ilustración. Lugar excelente para vivir y trabajar siendo extranjero: no solo no vienen sino que muchos ferrolanos se van. Etcétera.

Para colmo de males a mitad de semana los resultados del Índice de Indicadores Urbanos del INE nos dieron el zasca definitivo. Ferrol es el ayuntamiento con peor tasa de actividad de España. El cociente entre la población activa y la que está en edad de trabajar es del 49 %, veinte puntos menos de las mejor posicionadas. Y así, con este panorama, más que los afiliados al bando de los optimistas a la ferrolana seguirán triunfando los partidarios del pesimismo local, más dados al tenebrismo, la exageración negativa y la crítica ácida y destructiva. Ya lo vio venir, hace tiempo, el profesor Fra Molinero: «Ferrol pensa con intelixencia pero en depresivo». Pues eso.