La institución cultural, con 35 años de historia, rindió homenaje a su artífice, el capitán de navío Leopoldo Boado González-Llanos
17 may 2021 . Actualizado a las 11:46 h.Que la mayoría de las cosas no surgen de forma espontánea o por casualidad es sin duda una verdad incontrovertible, pues casi siempre hay alguien detrás que tiene una idea o una concepción sobre algo que quiere materializar y en lo cual pone todo su empeño o afán. Y desde esa primera imaginación o pensamiento pueden surgir toda clase de iniciativas, proyectos, estudios o, en definitiva, ideas, -que es lo que nos caracteriza a los seres humanos-, que pronto o más tarde, culminarán en la creación de empresas, instituciones o cualquier otro organismo que contribuya en beneficio de la sociedad.
Viene este comentario al caso para destacar que la historia del Museo Naval de Ferrol le debe mucho a quien fue su primer director, el capitán de navío Leopoldo Boado González-Llanos (1927-2002), quien no solo fue el responsable del funcionamiento de esta institución cultural en sus primeros años de vida, sino que también se encargó de reunir y poner en valor buena parte de las piezas que hoy se atesoran en el antiguo presidio de San Campio.
Leopoldo Boado dedicó gran parte de su vida al estudio de la Historia Naval de España, siendo un autor reconocido por sus trabajos de investigación. En el año 1976 fue el promotor de la campaña de rescate de los restos de la Fragata Nuestra Señora de la Magdalena, que había naufragado a causa de un fortísimo temporal, junto al bergantín Palomo, en la ría de Viveiro (Lugo), en noviembre de 1810 durante la Guerra de Independencia contra los franceses. Cabe destacar el excelente trabajo que en dicho rescate realizó el entonces Nucleo de Buceo de Ferrol pues este pecio es uno de los mejores conservados por su calidad y cantidad de piezas.
La recuperación de los restos de La Magdalena, de gran interés histórico-arqueológico, fue el embrión para la consecución del futuro Museo Naval de Ferrol, empresa que capitaneó con acierto Leopoldo Boado.
Inauguración
Desde entonces y durante más de una década, empeñó todos sus esfuerzos en reunir fondos de valor histórico para la futura constitución del mismo. Primer Director del Museo Naval de Ferrol desde su inauguración en marzo de 1986 hasta agosto de 1992, más de seis años durante los cuales impulsó también la mejora y adaptación de sus instalaciones, incrementando progresivamente sus fondos, siendo auténtico “alma mater” de esta institución.
Por otra parte, la rehabilitación del Presidio de San Campio -que data de 1770, obra de Julián Sánchez Bort- para convertirlo en museo, junto a los demás inmuebles que conforman el actual centro cultural de Herrerías, constituyen un excelente ejemplo de la arquitectura de los siglos XVIII (barroco-neoclásico) y del XX (edificio de Ingenieros, de estilo modernista), lo que ha contribuido sin duda a poner en valor la gran joya arquitectónica que es el conjunto del Arsenal de Ferrol.
Un emotivo y merecido homenaje
Con motivo del 35 aniversario de la inauguración del Museo Naval de Ferrol, el pasado lunes se celebró un sencillo y emotivo acto de homenaje al capitán de navío Leopoldo Boado González-Llanos (1927-2002), quien, además de haber sido el primer director del Museo Naval (1986-1992), fue el artífice de su creación desde una década antes. El acto consistió en el descubrimiento de una placa en su memoria, por la cual se da el nombre de Leopoldo Boado a la sala número 6, la más grande del museo, donde se encuentran los restos del pecio de la fragata Magdalena.
El delegado del Instituto de Historia y Cultura Naval en Ferrol, Juan López Lariño, agradeció la presencia de la viuda de Boado, Elisabeth Liebing Simon, así como de sus hijos, nietos y amigos, además de los antiguos directores del Museo Naval y la plantilla mismo. López Larido destacó el importante papel que desempeñó Leopoldo Boado en la gestación del museo y resaltó que con este homenaje quería también agradecer la labor de todas las personas, tanto civiles como militares, que han trabajado y colaborado durante los 35 años de «vida operativa» del Museo Naval ferrolano (1986-2021).
Tras su intervención, Elisabeth Libeing descubrió la placa en recuerdo de su marido, y a continuación, el soldado Juan Acebo le hizo entrega de un obsequio. El acto llegó a su fin con las palabras de agradecimiento pronunciadas por Leopoldo Boado Liebing, hijo mayor del homenajeado.