Se busca

José Picado FERROL

FERROL CIUDAD

09 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El alcalde Lores, de la preciosa y paseable ciudad de Pontevedra, definió con exactitud el estado de la ciudad de Ferrol a ojos de un no ferrolano. Preguntado por las excelencias de su ciudad -peatonalización, limpieza, zonas verdes, calidad medioambiental, etc…- el alcalde Lores indicó que las otras ciudades gallegas tenían también un gran potencial, ¡incluso Ferrol!, apostilló en una sentencia que le salió del fondo del alma. Ese ¡incluso Ferrol! demostró al resto de Galicia que hasta una ciudad en declive podía tener alguna oportunidad de resucitar, aunque Lores explicó que tendría que ser aplicando medidas terapéuticas distintas a las empleadas en los últimos años.

Al presidente permanente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, le sucedió algo parecido recientemente. Según parece el presidente Feijoo llevaba doce años buscando a Ferrol y sus comarcas hermanas del Eume y Ortegal. Las tenía traspapeladas pero no se rendía. «Ferrol no se puede dar por perdido», afirmó solemne, mientras muchos ferrolanos nos tentábamos las ropas y buscábamos espejos para comprobar que sí, que éramos nosotros y no nos habíamos perdido. ¡Qué susto!

Perdida está la política industrial autonómica y no parece que haya posibilidad de encontrarla ni con ese polo energético que pensaron para el polo septentrional que va desde las fragas do Eume hasta Estaca de Bares. Perdidas se fueron las oportunidades e ilusiones de los más jóvenes y mejor preparados, tal vez para encontrarlas en otros lugares más acogedores. Perdidos los más de ochocientos habitantes del padrón ferrolano, el último año, junto a otros muchos de los veinte municipios de las tres comarcas. Perdida la posibilidad de volver a contar con la Escuela Naval (¡qué cerca estuvo!) y convertir la ciudad en el núcleo educativo de la Armada Española. Perdidos los ánimos necesarios para transformar la Mancomunidad -ocupada en unas cuantas funciones de escaso valor- en una potente y moderna Área Metropolitana. Perdidos, o al menos bastante alejados, los compromisos de mejores comunicaciones e infraestructuras; los trenes pasan de largo.

Ferrol fue desde finales del siglo XVIII una ciudad perdida y encontrada. Tanto padecía estados de euforia, crecimiento y expansión como caía en una profunda depresión, crisis y empobrecimiento. Los ferrolanos lo sabemos pero el presidente Feijoo no. Tardó doce años en levantar la vista hacia la cara norte del golfo Ártabro y atisbar que por allí había un buen pedazo de esa Galicia vaciada que continúa perdiendo población a chorros. Ferrol está perdido en Galicia de la misma manera que Galicia está perdida en España. Núñez Feijoo dice que encontró un nuevo Plan Ferrol dentro del plan para resucitar a Galicia. Veremos.