Miguel Muñoz, pasión por el fútbol sala

Jose Valencia FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

CESAR TOIMIL

El capitán de O Parrulo, que el pasado marzo cumplió 40 años, sobresale cada fin de semana y no se plantea dejarlo, «me cuesta mucho irme para casa»

16 abr 2021 . Actualizado a las 06:00 h.

El madrileño Miguel Muñoz es el capitán de O Parrulo Ferrol, club en el que afronta su sexta temporada. En marzo cumplió cuarenta años, aunque sigue al pie del cañón, dando guerra, y brilla con su equipo todos los fines de semana. Cada final de temporada se plantea su adiós, aunque al final le puede la pasión y se queda para echar una mano. El club ferrolano se ha convertido en su segunda familia, es el capitán y uno de los jugadores más apreciados por la afición.

Los ferrolanos han pasado una temporada muy dura. Los refuerzos no han sido lo que se esperaba, la grave sanción de 13 partidos a Helder o los tres confinamientos vividos por covid-19. Sin embargo, Miguel Muñoz tiene sus mejores números. En el arranque de la temporada se destacó en la tabla de goleadores y ahora con once tantos, es uno de los máximos realizadores del equipo.

El madrileño, aunque de origen extremeño, asegura que no ha perdido la ilusión. «Sigo jugando porque me gusta mucho lo que hago —explica—, el fútbol sala es mi pasión, me gusta venir a entrenar, competir, sacar ese gen competidor que tengo desde pequeño, me gusta ganar. Por eso me cuesta mucho dejarlo todo e irme para casa».

Asegura que no puede estar contento por todo lo que le ha pasado al equipo esta temporada y por el rendimiento deportivo del colectivo. Sin embargo, reconoce que en lo personal ha sido una campaña muy buena. «Es para estar contento y sobre todo en el aspecto goleador, aunque marcar goles no es algo que me obsesione. Miro el día a día y me encuentro bien».

No sabe lo que pasará esta temporada con O Parrulo, aunque el descenso de categoría parece ya inevitable salvo un pequeño milagro. «A ver cómo acaba todo. Yo quiero seguir jugando al fútbol sala, aunque no sé si será en O Parrulo o en otro club. Habrá mucho que hablar, es probable que si llega el descenso a Segunda, el club quiera darle un mayor protagonismo a los chavales de la cantera. No sé la idea que tiene el club, habrá que hablar. Yo llevo seis años aquí muy positivos y el punto negro sería ese descenso, aunque mientras haya posibilidades matemáticas vamos a competir y tratar de ganar partidos. El equipo sufre mucho por todo lo que está pasando y se nota que bajamos cada vez que nos meten un gol. Esta plantilla tiene personalidad, damos arreones, aunque lo que nos ha pasado nos ha minado mucho».

Asegura que el fútbol sala ha sido muy importante en su vida. «Me lo ha dado todo —indica—, el día de mañana me gustaría seguir ligado a este deporte y aportar toda mi experiencia».

Explica que el fútbol sala, como deporte, tiene muchos condicionantes. «Pasa todo muy rápido, esta todo muy estudiado, estrategias, sistemas, no queda nada al azar. No es solo ser habilidoso con el balón, por no hablar de la forma física». Formó parte de la etapa más brillante del fútbol sala español, plagada de jugadores de un gran talento, principalmente brasileños, que levantaban a la afición de sus asientos. «No quiero comparar aquella etapa y la actual. Todo evolucionó mucho, hay Internet y lo sabes todo del rival, se cuida todo mucho más, hasta la alimentación. Antes primaba más el talento, el que lo tenía lo sacaba a relucir, aunque todo el mundo te tiene estudiado y no te dejan».

Destaca que ha vivido muchos momentos en el fútbol sala buenos y malos. «Fui internacional con 23 años, gané títulos con el Lobelle de Santiago, el ascenso con O Parrulo también fue especial. Cada momento lo he vivido de forma diferentes. También he tenido alguna lesión grave. He disfrutado el día a día y he tenido muchos compañeros, algunos se han convertido en mis amigos, en mi familia. Es lo que te llevas».

Ha jugado en casi todos los clubes importantes de Galicia. «Esta tierra es mi segunda casa —asegura— Galicia me ha dado mucho y mis hijos son gallegos. Miguel nació en Burela y mi hija Carlota, en Lugo».