Una bolsa llena de apoyo emocional para los niños hospitalizados

beatriz antón FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

Alumnos del IES Leixa con el material que han diseñado para las aulas hospitalarias, junto a su profesora, María Salas, y la maestra del aula del CHUF,  Pilar Porta
Alumnos del IES Leixa con el material que han diseñado para las aulas hospitalarias, junto a su profesora, María Salas, y la maestra del aula del CHUF, Pilar Porta JOSE PARDO

Alumnos de artes gráficas del IES Leixa de Ferrol elaboran juegos y cuadernos para un proyecto educativo que llegará a todas las aulas hospitalarias de Galicia

08 abr 2021 . Actualizado a las 15:29 h.

Enfrentarse a una enfermedad y tener que estar ingresado en un hospital varios días o incluso semanas no es un plato de buen gusto para nadie. Y menos aún para un niño. «A veces se desaniman, sienten miedo ante una prueba o se bloquean y no quieren participar en las actividades», explica Pilar Porta, maestra del aula hospitalaria del Arquitecto Marcide de Ferrol, un «microespacio educativo» en el que se atiende a niños y jóvenes de 6 a 16 años que se encuentran ingresados en el centro.

Buscando una solución para combatir esos bajones de ánimo y mejorar el bienestar de los chavales, Porta y otras dos maestras de aulas hospitalarias -Margarita Agruña, del HULA (Lugo), y Montserrat Otero, del CHOU (Ourense)- idearon el proyecto A saqueta emocional do hospital, un programa de innovación educativa que persigue ofrecer material específico a los niños ingresados en forma de una enorme bolsa de tela llena de juegos de mesa y cuadernos didácticos con un nexo común. Y es que todos giran en torno a las emociones. «El objetivo es que, a través de esos juegos y cuadernos, el niño sea capaz de identificar, expresar y poner nombre a lo que siente, para ayudarle así a superar sus miedos y temores», explica Porta.

Las tres maestras tenían claro qué tipo de juegos y cuadernos querían meter en su «saqueta», pero les faltaban los medios para materializarlos. Y fue ahí donde entraron en juego el Centro de Formación e Recursos (CFR) de Ferrol -donde las tres maestras cuentan con un grupo de trabajo y participan en actividades formativas- y el IES Leixa. El primero se prestó a financiar el proyecto. Y el segundo puso a trabajar a los alumnos de su ciclo de Diseño y edición de productos impresos y multimedia (perteneciente a la familia de artes gráficas) en la elaboración de todos los materiales de A saqueta emocional do hospital.

En la imagen, la «saqueta» o bolsa de tela en la que se meterán todos los juegos para que los niños puedan utilizarlos en su habitación o en el aula hospitalaria
En la imagen, la «saqueta» o bolsa de tela en la que se meterán todos los juegos para que los niños puedan utilizarlos en su habitación o en el aula hospitalaria JOSE PARDO

En concreto, siguiendo las instrucciones de las tres maestras artífices de la idea, los estudiantes han diseñado, rotulado y fabricado un juego de dados cuentahistorias, un dominó y un laberinto de las emociones -una especie de juego de la Oca en el que el recorrido comienza con el ingreso en el hospital y la meta llega con el alta médica-, además de dos cuadernos de actividades en los que chavales pueden expresar con palabras y dibujos los diferentes estados emocionales a los que se enfrentan durante su ingreso. O escribir sus propias definiciones de conceptos médicos a través de un Diccionario estrafalario hospitalario.

«Los niños del Hospital Arquitecto Marcide ya están trabajando con este material y la verdad es que están encantados», apunta Pilar Porta. Pero la experiencia no se quedará solo en Ferrol, ya que los estudiantes del ciclo de Diseño del IES Leixa también están confeccionando «saquetas» para el resto de aulas hospitalarias de Galicia. «Nuestro objetivo es que todo el material esté terminado a finales de este curso», comenta esperanzada la profesora María Salas, encargada de coordinar el trabajo de los estudiantes del centro ferrolano. 

La docente cuenta que sacar adelante la iniciativa no fue nada fácil, ya que el trabajo comenzó el curso pasado, pero con el confinamiento quedó paralizado, y aunque este año se pudo retomar, el formato de docencia semipresencial hizo que los estudiantes no se pudiesen reunir tan a menudo como sería deseable para trabajar en equipo. Así que Salas optó por asignar a cada alumno una tarea en concreto.

A Estrella Penabad, por ejemplo, le tocó dibujar las ilustraciones del Laberinto das emocións. «Se las encargué una tarde y a la mañana siguiente ya las tenía listas», dice Salas. Y la alumna no oculta su satisfacción: «Me hace mucha ilusión que un niño que está hospitalizado pueda divertirse y sentirse mejor gracias a un juego que lleva mis dibujos», cuenta sonriente. Y es que, como dice José Antonio López, profesor del ciclo de Diseño y edición de productos impresos y multimedia en el Leixa, no hay nada más motivador para un estudiante que comprobar que su trabajo no acaba en la basura o criando polvo en la estantería, sino que tiene una utilidad social.