Alfredo Martín, historiador y profesor de Ferrol: «Un ilustrado del Siglo de las Luces no era precisamente un demócrata del siglo XXI»

Ramón Loureiro Calvo
ramón loureiro FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

El profesor Alfredo Martín, rodeado de recuerdos, en una imagen tomada en la Orden Tercera
El profesor Alfredo Martín, rodeado de recuerdos, en una imagen tomada en la Orden Tercera Ramón Loureiro

Recuerda cuánto tuvieron que luchar las mujeres «para hacer valer sus derechos»

05 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Alfredo Martín García (Ferrol, 48 años), profesor de Historia Moderna en la Universidad de León e investigador de sólido prestigio, es autor de media docena de libros cuya temática abarca desde la asistencia humanitaria entre los siglos XVI y XVIII hasta la religiosidad y la evolución de las mentalidades en el tiempo del Barroco. Siempre muy vinculado a su ciudad natal, a la que regresa cada vez que su actividad académica se lo permite, es uno de los mayores conocedores del Ferrol de las Luces que aspira a ser declarado, por la Unesco, Patrimonio de la Humanidad. Estos días, durante las vacaciones de Semana Santa, ha seguido investigando en los archivos ferrolanos. Y a todo ello se une el hecho de que, como miembro de la Orden Tercera de San Francisco, es una de las columnas centrales sobre las que se asienta el legado de los terciarios en Ferrol.

-¿El pasado de Ferrol fue realmente como lo imaginamos?

-En el pasado del Ferrol de la Ilustración es mucho todavía lo que está por investigar. El patrimonio monumental está muy bien estudiado ya por autores como Alfredo Vigo Trasancos, pero hay cuestiones como la realidad social y cultural del mundo del siglo XVIII en las que queda todavía mucho trabajo por hacer. Desde hace años yo investigo, entre otros aspectos de la vida cotidiana, cuestiones como las relacionadas con la violencia de cada día. No deberíamos olvidar que la sociedad del siglo XVIII, en muchos aspectos, es una sociedad muy violenta.

-En contra de lo que pudiera parecer. Porque a menudo tendemos a creer que la Ilustración trajo consigo un avance en los derechos humanos.

-Claro. Pero no fue así. Hubo ilustrados que condenaron, por ejemplo, el uso de la tortura. Pero no debemos olvidar que la tortura siguió estando muy generalizada en el siglo XVIII, y ya no digamos la pena de muerte o los castigos corporales, que tan generalizados estaban. Yo suelo decirles a mis alumnos que no hay que pensar que un ilustrado del siglo de las Luces era un demócrata del XXI. Los estados ilustrados intentan hacerse con el monopolio de la violencia. Es decir, querían que no hubiese otra violencia que la que aplicaba su justicia, que ya no era poca violencia en un siglo en el que seguía habiendo ejecuciones de una crueldad terrible. Pero, más allá del ámbito propiamente judicial, a menudo la violencia estaba en todos los ámbitos de la sociedad.

-Fue una época en la que, por cierto, la violencia contra las mujeres también fue atroz, como usted ha demostrado en más de un estudio.

-Los ilustrados, excepción hecha de figuras como el Padre Feijoo, en su mayoría vieron a las mujeres siempre con cierto desdén en el plano intelectual. Y más allá del ámbito de las élites, la violencia contra las mujeres en el Siglo de las Luces estaba a la orden del día. Las mujeres se vieron postergadas en todos los ámbitos. Y tuvieron que luchar mucho para hacer valer sus derechos.

El pasado, como el presente, no fue simple, y no podemos caer en los tópicos»

Sostiene Alfredo Martín que «el pasado, como el presente, no fue simple, y no podemos caer en los tópicos, ni dejarnos arrastrar por ellos». «En el caso del Ferrol de las Luces -añade- nos quedamos con una parte bucólica que no refleja fielmente la realidad. En el Ferrol del siglo XVIII, la vida cotidiana de la mayoría de los ciudadanos era «durísima».

-¿A qué se refiere, concretamente?

-Sin irnos al extremo de lo que era la vida de los penados del Arsenal, que trabajaban en condiciones de una penalidad terrible, hacinados y con una mortalidad altísima, habría que decir que la mayor parte de la población estaba en los límites de la subsistencia, en una pobreza extrema. El hambre siempre estaba a la vuelta de la esquina.

-¿No somos injustos al olvidarnos de quienes verdaderamente edificaron la ciudad, de los que acarrearon sus piedras y construyendo el Arsenal y los barcos?

-Sí, sí lo creo. No podemos olvidar la importancia de los grandes personajes, como Sánchez Bort o como Jorge Juan, pero tampoco nos olvidemos de la inmensa mayoría de la población, que fue la que, con su esfuerzo, con su sangre y a menudo con su vida, hizo posible que las grandes obras que hoy vemos, como la del Arsenal, existan.

-Usted es hijo de un gran artista, Alfredo Martín. Del creador del más maravilloso de los belenes: un hombre que también hizo mucho por mantener viva la Orden Tercera Franciscana. ¿Nos estamos olvidando, también, de lo que los franciscanos, en general, representaron para Ferrol?

-Hombre, a menudo olvidamos que en los años 60 del pasado siglo la capilla de la Orden Tercera estuvo a punto de ser demolida. Pero el espíritu franciscano, su bondad, pervive, por suerte, en muchas tradiciones de Ferrol.