Ignacio Labella, presidente de Aspanaes: «En Ferrol tenemos el orgullo de un usuario que ha aprobado las oposiciones de celador»

Bea Abelairas
B. abelairas FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

Ignacio Labella, presidente de Aspanaes
Ignacio Labella, presidente de Aspanaes PACO RODRÍGUEZ

Reconoce que "lo más duro de esta pandemia lo han sufrido los usuarios de residencias y sus familias, porque no han podido ver con la frecuencia que deseaban a sus hijos por las restricciones"

05 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

A Ignacio Labella le pidieron que hablase en el acto de graduación del colegio de su hijo. Aceptó con la condición de que su pequeño le acompañase e interviniese en un discurso en el que ambos agradecieron a los compañeros, profesores y el resto de familias su empatía cuando está por medio el autismo. «Les dimos las gracias y al término del acto los padres se acercaron para decirnos que los que tenían que dar las gracias son ellos, porque sus hijos habían aprendido mucho más», así relata el presidente de Aspanaes, una asociación que nació hace 42 años cuando seis familias con pequeños con autismo se percataron de que no tenían a dónde acudir y años más tarde cuentan en la provincia de A Coruña con colegios, centros de día y muchos retos hacia el futuro, en especial, que la integración que se está consiguiendo en el entorno educativo llegue también al mundo laboral.

-Menudo salto el de Aspanaes...

-Desde luego, de una asociación de pocas familias a un proyecto gracias al que estamos atendiendo a 531 usuarios en diferentes ámbitos en la provincia, porque tratamos de cubrir toda la vida de nuestros chicos: desde que son muy pequeñitos, con la atención temprana, hasta que son mayores, en residencias, y todos los pasos intermedios, con colegios, estrategias psicoeducativas, servicios de formación, ocio y tiempo libre.

-¿Cómo han llevado la pandemia?

-La mayoría de nuestros chicos se comportan siempre como si fuesen niños pequeños y los niños pequeños han sido los que mejor se han adaptado a esto, así que bien. Ayer salí al balcón con mi hijo y quería ponerse la mascarilla, porque estaba en la calle, es decir, lo tienen muy interiorizado. Así que la mayoría de los usuarios de Aspanaes no han tenido problema con eso, aunque es cierto que hay casos en los que no hay manera de que la lleven. Sin embargo, creo que lo más duro de esta pandemia lo han sufrido los usuarios de residencias y sus familias, porque a fin de cuentas no han podido ver con la frecuencia que deseaban a sus hijos por las restricciones. Y la diferencia con las residencias de mayores es que muchos podían hablar o verse con sus familias por videoconferencia, pero con algunos de nuestros chicos esto no es posible. Tenemos familias que lo han pasado verdaderamente mal.

-En el centro de As Pontes han tenido algún positivo...

-Algún trabajador, pero en general se han hecho las cosas muy bien y solo han sido unos cuantos casos. En As Pontes la situación se controló en seguida y no generó mayores problemas.

-¿Qué ha cambiado el covid en vuestras actividades?

-En colegios y en atención temprana sobre todo hemos empezado a usar mucho más los recursos de la educación a distancia o informáticos y nos hemos dado cuenta de que son una herramienta muy buena para transmitir información entre profesionales y familias o entre profesionales y alumnos. Mi hijo ha estado en cuarentena en alguna ocasión y ha tenido clases por videoconferencia; no es lo mismo, pero es una herramienta muy útil. Eso ha venido para quedarse.

-Este año la jornada dedicada al autismo incide mucho en la inserción laboral...

-Si miramos los casos que atendía Aspanaes hace 20 años el caso medio dejaba claro que eran autismos más profundos que los que hay ahora. En general era así, porque los diagnósticos no eran tan buenos y no se determinaban tantos casos como ahora, los niños con un autismo leve pasaban sin pena ni gloria por el colegio o con fracasos escolares importantes y no eran atendidos correctamente y a veces no podían incorporarse al trabajo, se quedaban todo el día en casa. Esto ahora ya no pasa, se diagnostica mejor y se encuentran casos de niños con un autismo muy leve, pero que necesita una atención especializada. De repente tenemos muchos chicos que tienen un gran potencial para incorporarse al mercado laboral, cuando eso antes no pasaba. Tal vez no podrán ir a cualquier carrera, pero tienen posibilidades. No en vano el lema de este año es Puedo aprender, puedo trabajar y está orientado a la educación especializada, que es lo que necesitamos. Y en el caso del autismo hay muchas variantes, no todos necesitan los mismos apoyos y de la misma manera.

-¿Cómo está la inserción laboral de los usuarios?

-Ahora mismo tendríamos cerca de una veintena que podrían trabajar para dar el paso y ese es nuestro reto, prepararlos y acompañarles. De hecho, tenemos un chico de Ferrol que aprobó unas oposiciones el año pasado y está trabajando de celador en el Hospital Arquitecto Marcide de Ferrol. Ya tenemos a un funcionario, es un orgullo, pero también un acicate para seguir trabajando por este camino.

-¿Cómo se articulan soluciones para tantos tipos de autismo?

-Cuando se diagnosticó a mi hijo desde el hospital me enviaron a Aspanaes y repliqué que tendría que haber una atención en el sistema sanitario público, pero fueron ellos mismos los que me reconocieron que no sabrían atenderlo como en Aspanaes. El autismo es como una bolsa enorme, hay 20 factores que lo determinan y para que consideren que tienes autismo debes presentar ocho, entonces puedes tener a dos niños que comparten el hecho de tener autismo, pero sus ocho factores son totalmente diferentes. Es un grupo muy heterogéneo, el primer año en los colegios es de adaptación. Por eso los colegios especializados son un valor importantísimo para las familias, porque en los colegios ordinarios siempre se empieza de nuevo.

-En Ferrol están notando un incremento de casos...

-Es un incremento de demanda en esta etapa lo que notamos, pero realmente es algo que sucede casi en todo el mundo. Cuando diagnosticaron a mi hijo se hablaba de que una de cada 125 personas tenía autismo, ahora son ya una de cada 100. En parte es porque los diagnósticos son mejores, en principio no hay más.