«Tenía náuseas, fiebre, dolor en las relaciones sexuales y al ir al baño»

Carla Elías Martínez
Carla Elías FERROL

FERROL CIUDAD

cedida

La ferrolana María Cana cuenta cómo le afecta la endometriosis a su día a día

22 mar 2021 . Actualizado a las 07:38 h.

Náuseas, fiebre, dolor al defecar u orinar, calambres o dolor el mantener relaciones sexuales son algunos de los síntomas, muchos relacionados con la menstruación, que le hicieron darse cuenta a María Cana, una ferrolana con endometriosis, de que algo no iba bien. Ahora tiene 43 años, la enfermedad se la diagnosticaron con 28, pero padece síntomas desde que empezó a mantener relaciones sexuales, sobre los dieciséis años, recuerda. «Tardé en ir al médico por ese mito de que el dolor de regla es normal. Pero cuando los dolores empezaron a tumbarme, me empecé a preocupar», explica.

Sus primeros pasos para saber qué le ocurría no fueron muy fructíferos. «Fui a planificación familiar y me dieron la píldora. Yo no sabía que eso ya era un tratamiento para la endometriosis, algo que yo ni sabía que existía», comenta María. A mayores comenzó a tener un dolor muy agudo en el coxis y se encontraba súper cansada. «Llegaba a mi casa a las siete de la tarde y me ponía a llorar, pero lo achacaba al trabajo», señala. Dada la insistencia de su madre para que acudiese a un médico y como cada vez se encontraba peor decidió hacerlo. «Me tocó un señor de mediana edad como médico de cabecera y cuando le conté todos mis síntomas con la regla me dijo que tenía un trastorno de ansiedad. Fui al psicólogo y me mandó volver al médico para tener alguna prueba física de lo que me ocurría», comenta. Señala que tuvo «suerte» ya que le cambiaron el médico de cabecera. «Una chica que, en cuanto me puse a hablarle, me derivó directamente al endocrino, por el cansancio, y a ginecología por los dolores de regla. Ya con analíticas resultó que tenía una tiroiditis de Hashimoto y endometriosis», indica.

Se siente afortunada por la rapidez en su diagnóstico de endometriosis en comparación con los ocho años de media con respecto a esta enfermedad. «Yo empecé a sentirme muy malita con 26 años y a los 28 tenía mi diagnóstico con laparoscopia. En mi caso abrieron y cerraron porque no se podía tocar nada. Era tal el amasijo de tejido endometrial que había envuelto las trompas, el saco de Douglas, en los ovarios... Y como era joven decidieron no tocar por si acaso yo tenía deseos genésicos», expone. Dejaron en sus manos la decisión de si quería tratar de ser madre, otro caballo de batalla de esta enfermad estrechamente relacionada con la infertilidad. «A partir de ahí me lo empecé a plantear. Pero lo primero era mejorar mi calidad de vida», señala. Comenzó a tomar una píldora anticonceptiva para retirarle la menstruación. «Desde el año 2010 yo no tengo la regla», apunta.

Pero su personal viacrucis no terminó ahí. «En una resonancia magnética de revisión me detectaron el riñón izquierdo como una pelota, a punto de reventar, sin yo tener ningún síntoma. Me derivaron a urología donde me dijeron que tenía el uréter izquierdo prácticamente obstruido por un endometrioma. Me pusieron un catéter ese mismo día porque en quince días me podía haber quedado sin riñón. Y en dos semanas volvía a estar en quirófano otra vez», indica.

Este empeoramiento de la situación le generó mucho miedo. «El tratamiento trata los síntomas, no la enfermedad, pero te relajas. Pero viene un problema gordo como el del riñón y te asustas. El miedo comenzó a formar parte de mi vida», reconoce. Por ello optó en acudir a una clínica privada en Barcelona donde consiguió un informe detallado de la situación de la enfermedad con datos como sus órganos afectados o el grado. Y con el informe consiguió que desde el hospital de Ferrol la derivase a La Paz, en Madrid, añade. «Tengo la tranquilidad de saber que estoy mirada, que entienden la complejidad de la enfermedad, que es sistémica, puede haberse desplazado, comprenden la calidad de vida, el trato de la doctora», agradece. Al igual que el apoyo de su familia, su pareja y sus amigos. «Las parejas muchas veces huyen al dar con una persona tan joven con estas limitaciones. Yo he tenido mucha suerte», recalca. Aunque no tanta el trabajo. «He tenido que oír comentarios como ‘si todas faltásemos cada vez que nos baja la regla'... y cuando me operaron del riñón me tuve que ir del trabajo para que me volviesen a contratar cuando estuviese bien», recuerda.

Ha conseguido «cierta normalidad» en su día a día con una alimentación sin alimentos inflamatorios, como los lácteos ni el gluten, y ejercicio físico diario.

También ha buscado una estabilidad laboral opositando para no tener problemas por tener que faltar al trabajo.

Desde querENDO reclaman más investigación y visibilización

En el 2014 nació en Galicia querENDO, una asociación de ámbito gallego sin ánimo de lucro de mujeres afectadas por la endometriosis que lucha contra el desconocimiento de esta enfermedad crónica y sistémica. «Cando falas coas mulleres que nos chaman para pedir asesoramento, o primeiro que din é que non sabían que isto existía», lamenta Cristina Novoa, secretaria de la entidad. Según los datos del Ministerio de Sanidad, una de cada diez mujeres en edad fértil padece esta dolencia, lo que supondría que, solo en Galicia hay unas 60.000 afectadas, de las cuales el 25 % sufren estadíos graves. De ahí la importancia de reclamar visibilidad, investigación y unidades multidisciplinares, «necesarias para tratar a endometriose, unha doenza que afecta a moitas especialidades médicas», recalca Novoa.

Durante el mes de marzo se celebra el mes de la endometriosis. «Fastidiounos un pouco a pandemia. Queríamos dedicar o ano a reclamar investigación sobre a doenza, porque aquí en Galicia non existe nada. Pero, sobre todo, as nosas demandas céntranse en rebaixar os oito anos de media de retraso diagnóstico que temos, unha barbaridade, e que as rapazas novas saiban identificar os síntomas cando o corpo lles está dicindo que algo non vai ben para que os diagnósticos sexan precoces», indica Novoa. Por eso incide en que cualquier mujer con dolores de regla, en las relaciones sexuales o a la hora de ir al baño, que acuda al médico. «Se doe moitísimo é que algo está a pasar», recalca. Durante todo el mes, que culminará con un fin de semana especial con la EndoMarch, comparten entrevistas con afectadas y especialistas y tienen preparadas muchas sorpresas, como la colaboración de varios grupos musicales.