Ferrol, donde Galicia es el norte

Ramón Loureiro Calvo
Ramón Loureiro CAFÉ SOLO

FERROL CIUDAD

21 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Opiniones habrá, como siempre, para todos los gustos. Faltaría más. Y bueno es que las haya. Pero a mí me parece que, ante las situaciones difíciles, de nada vale cerrar los ojos y esperar a que el viento cambie. Bien al contrario: creo que, cuando las cosas van mal, y en especial si ya no es la primera vez que eso sucede, conviene mantener los ojos bien abiertos. Porque la realidad suele ser muy tozuda, y para cambiarla lo primero que hay que hacer es mirarla de frente. Por eso digo que cuando estas tres grandes comarcas nuestras que son las de Ferrolterra, Eume y Ortegal -y con ellas, en realidad, toda la Galicia do Norte- atraviesan una crisis tan profunda como la que estamos viviendo, no se puede mirar hacia otro lado. Todas las administraciones públicas, sin excepción, tienen que tomar cartas en el asunto. Sin excusas. Y hacerlo más allá de intereses partidistas, que si en alguna circunstancia están de más, es en esta. Lo que hoy sucede en todo el área norte de la provincia de A Coruña -y también, en paralelo, en la misma franja de la provincia de Lugo- es la consecuencia de múltiples errores acumulados, década tras década, por gobernantes de muy diferente signo. Errores como la falta de un apoyo real a la industria, al sector agroganadero y a la pesca; como la mala planificación de las comunicaciones viarias; o como el desprecio al conocimiento acumulado durante generaciones (por poner algún ejemplo bien cercano, al de quienes, en el caso de los astilleros de la ría de Ferrol, demostraron saber construir los mejores barcos del mundo). Y errores, también, como el abandono del patrimonio monumental, cultural y paisajístico, imprescindible para atraer un turismo de calidad que, cuando la pandemia pase, necesitaremos más que nunca. O como dejar perder recursos educativos esenciales, permitiendo que desapareciesen incluso titulaciones como la de Humanidades. Aquí hasta se ha ignorado la importancia de preservar los cascos históricos. Y nunca se le ha dado al pequeño comercio el respaldo que precisa. Un gran amigo mío, Luis, hijo de una de las primeras alcaldesas gallegas y miembro de una familia a la que Cunqueiro también consideraba suya, dice que la Galicia do Norte debería ser, desde el XIX, una provincia, y planificar y defender su desarrollo de forma ordenada. Tal vez, no lo sé. Pero el pasado se ha ido. Que no se nos vaya, también, el futuro.